Las secuelas de la prohibición del cotillón de Nochevieja en la sala Ike Bana --antigua DeClub-- amenaza con prolongarse. Ayer, después de la información dada por la policía a los afectados, muchos acudieron a las cinco de la tarde a las puertas de la sala de fiestas para recuperar su dinero, pero nadie les atendió. Nadie abrió el local ni habló con ellos; solo unos carteles informaban de que la empresa devolverá el dinero los días 3 y 4, para lo cual se debe presentar la entrada correspondiente y el DNI.

La policía local indicó que según sus datos se habían vendido unas 900 entradas. Un encargado de Ike Bana, que prefirió no dar su nombre, confirmó que "fueron 824 u 844, no sé exactamente, pero no llegaban a 900". Preguntado sobre la posibilidad de que fueran 1.000, e incluso de 1,500, lo negó. "En ningún caso más de 900, porque no había posibilidad", afirmó este hombre, que culpó de la situación al "ayuntamiento; no a la policía, que cumplía órdenes".

También confirmó que la empresa "devolverá íntegramente el dinero de las entrada, pero no podemos responsabilizarnos de que la policía haya dicho a los jóvenes que era esta tarde --por ayer--. Nosotros hemos puesto el cartel y es claro. Se devolverá el dinero a partir de las cinco de la tarde de mañana --por hoy--".

PRESUNTA ESTAFA Lo cierto es que numerosas personas han ido a denunciar los hechos a la sede de la Inspección de la Policía Local "por sentirse estafados". Allí les remitían a la comisaría de la Policía Nacional, pero en ella se informaba a los usuarios de que la empresa iba a devolver el dinero, a partir de las cinco de la tarde en la misma discoteca, por lo que la mayoría de los afectados siguieron esas indicaciones y acudieron por la tarde a las puertas de la sala.

Hubo otras personas que presentaron denuncia por considerar que mientras no se hiciera efectiva la devolución del dinero estaban ante una "presunta estafa", lo que no ocurriría si efectivamente se devuelve, indicaron fuentes jurídicas, pero en comisaría "no la aceptaron, y con malos modos". Sí les indicaron que podrían denunciar en Consumo.

Según fuentes de la jefatura superior, "no es que no se aceptaran las denuncias; lo que se intentaba es que la gente pueda cobrar primero y si no, pues luego denunciar". Sin embargo, a última hora de la tarde esas mismas fuentes indicaron que ya había 18 denuncias a raíz de haber encontrado la gente la sala cerrada, y que se ha preparado un impreso especial en previsión de que haya más denuncias.

El jefe de la Policía Local de Badajoz, Miguel Sardiña, también adelantó que la empresa comenzaría a devolver el dinero y confirmó que no se registraron incidentes la noche del 31. "El servicio se levantó a las cuatro de la madrugada, cuando prácticamente no había nadie", dijo.

Preguntado sobre por qué el ayuntamiento esperó a última hora para intervenir, cuando la fiesta se anunció varios días antes, Sardiña explicó que "hay una parte que es la propietaria del local y otra el arrendatario, que son los que debían comunicarse entre sí; nosotros no podemos hacerlo en un asunto privado". Y recordó la resolución de agosto, del ayuntamiento, "que sanciona a esa empresa con 5.000 euros y suspensión de licencia de música y de apertura por seis meses; el propietario recurrió ante el Juzgado de lo Contencioso y el pasado 14 o el 15 de diciembre me llegó la comunicación del auto judicial a favor del ayuntamiento".

En su opinión, "el ayuntamiento no tenía que comunicar nada. Se supone que una parte informó a la otra". E indicó que "cuando recibo el recurso le digo a un miembro de la organización que trabaja conmigo que no pueden hacer ninguna fiesta porque la resolución confirma la suspensión". Y la tarde del día 31, afirmó, "vinieron a pedirme que les permita hacer la fiesta, pero yo no puedo desobedecer una orden de alcaldía y un auto judicial. A partir de ahí ya tenía previsto el dispositivo para intervenir, con directrices claras de información y serenidad".

Sardiña afirmó: "Aguanté carros y carretas y al final han comprendido las cosas, y gracias a la buena educación de los chavales y de los padres esto se ha llevado de la mejor manera".

El encargado de Ike Bana que habló con este diario afirmó que era "excesivo que teniendo el auto de cierre desde el día 12 esperaran hasta el último momento del día 31". Y que "a nosotros, los que regentamos el local, que no somos los propietarios, nadie nos dijo nada hasta ese momento; creo que esperar a la noche del 31 es tener mala voluntad, porque hemos tenido unas pérdidas importantes y se ha jodido la fiesta a los chavales".

Por su parte, el propietario del local, Juan Luis Barquero, rechazó a través de un comunicado "cualquier responsabilidad en el daño causado a los jóvenes que compraron sus entradas, no solo por no tener relación con la organización del evento, sino por haber actuado siempre con la diligencia exigible". Y consideró que el daño se podía haber evitado "si el ayuntamiento hubiera actuado de forma diferente".

FALTA DE ENTENDIMIENTO Barquero explicó, tras recordar los antecedentes del conflicto que enfrentó a la sala de fiestas con los vecinos del edificio, que la resolución del 8 de agosto "de clausura de la actividad musical podría haberse ejecutado al día siguiente de su publicación, o al menos en cualquier momento antes del mismo día de la fiesta".

Asimismo, se pregunta "¿Por qué espera al día 31 a sabiendas de los daños colaterales que se producirán? ¿No conoce el ayuntamiento que los propietarios del inmueble en cuyos bajos se encuentra el local han llegado a un acuerdo con los explotadores del negocio y han retirado sus acciones legales? ¿No le consta que en abril los técnicos municipales declararon que las medidas correctoras sobre los equipos de música permitían el desarrollo de la actividad musical al haberse controlado en valores inferiores al límite máximo admisible?"