Dolores vive en el bloque número 2 de la calle Valladolid, justo enfrente de donde se produjo el reventón de la tubería de gas. Su nieto pequeño estaba en casa cuando la policía les avisó de que había un escape de gas. "Me puse muy nerviosa porque estaba el niño en casa y hemos salido en estampida, con mandiles y zapatillas", contaba ayer antes de regresar a su piso.

"Había muchos coches de policía y bomberos y hemos pasado muchísimo miedo. Todavía tengo taquicardias", explicaba esta vecina aún con el susto en el cuerpo. "Hasta que mi marido me ha dicho que ha abierto las ventanas y que ya no hay peligro", añadía.

Como ella otros vecinos no ocultaban que se habían llevado un "buen susto". Pero el suceso no solo alarmó a los inquilinos de los bloques más cercanos. Mari Pérez, que vive en los pisos de las antiguas Casas del Cebadero, tuvo que cerrar a toda prisa las ventanas cuando comenzó a entrar un fuerte olor a gas. "Yo no he tenido que bajar, pero había mucho jaleo", decía.