Los recortes de servicios públicos siempre son reprochables y nuestros políticos lo saben bien, antes de tomar alguna decisión que tenga esa consecuencia y cuando se trata de criticar a quienes la toman. Es imposible justificar por qué se reduce una prestación y que los perjudicados entiendan los motivos. No pueden aceptarlo sin más, ni aguantar el desagravio sin al menos decir que no están de acuerdo. Pero antes de lanzarnos al barro, todos deberíamos informarnos primero de las circunstancias que han llevado a la adopción de alguna medida, no solo recriminarla sin más.

Es lo que ha sucedido con la decisión del Servicio Extremeño de Salud (SES) de suprimir este verano la atención que se presta por las tardes en el centro de salud de El Progreso de Badajoz y unificarla en el de San Fernando, que atenderá a toda la población de la Margen Derecha entre las 15.00 y las 22.00 horas. El alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, fue el que dio la voz de alarma y además de echar en cara a la Junta que no hubiese informado al ayuntamiento, criticó que precisamente ahora se recorten prestaciones vulnerables, lo que achacó a un motivo económico. El SES no pudo más que confirmar que ya era una decisión, a pesar de que los afectados aún no la daban por tomada.

En el Progreso funciona como una piña la Comisión Comunitaria de Salud, integrada por todos los colectivos e instituciones del entorno. Están las asociaciones de vecinos, los centros de promoción de la mujer, los colegios, los institutos, las farmacias, los comerciantes, las parroquias y hasta los Scouts y el propio ayuntamiento. Todos estaban informados de los problemas que han llevado a adoptar esta medida. Nadie está de acuerdo con que se suprima este servicio, aunque sea temporalmente. Ahora bien, pueden entender los motivos.

Y el verdadero motivo es que en Badajoz no hay suficientes médicos y muchos son de edad avanzada. La crisis sanitaria ha afectado a su ejercicio, porque hay profesionales de riesgo que no pueden exponerse a posibles contagios. En verano esta situación se complica porque tienen que coger vacaciones y además los obligan a hacerlo de julio a septiembre, ante la previsión de que en octubre se produzca un nuevo brote. En la Margen Derecha no dan abasto. Los dos centros de salud tienen Atención Continuada, que es la que se ofrece por las tardes para las urgencias. La población que atiende San Fernando triplica (21.000) la del Progreso y además su ubicación es más equidistante. De él dependen, por ejemplo, los vecinos de Las Moreras y los de Río Caya. Además son pocos los que acuden por las tardes al Progreso y no siempre por temas urgentes, sino porque les resulta más cómodo que ir por las mañanas, porque tienen que pedir cita previa y esperar su turno. Para no saturar con guardias a los pocos que pueden cubrirlas, la solución pasa por unificar la Atención Continuada en uno de los dos centros de salud.

Nadie ha dicho que los usuarios estén contentos con este recorte, sino que han entendido los motivos que les han expuesto y que no es tanto el trastorno, porque el centro de salud de San Fernando está cerca. Las asociaciones de vecinos, nos gusten o no, son las que representan a los barrios y la filiación o el carnet político de sus presidentes es tan respetable como el de un concejal y no por ello su opinión es despreciable. A estos colectivos les han explicado las razones y las han entendido, como algo provisional. Pero hay quien ha optado por cortar las hojas en lugar de tirar de la raíz, que es donde está el problema: la falta de médicos y las condiciones en que se cubren las vacantes. Un problema que no es de ahora, ni de este verano, ni de un barrio.