TEtn el 2004 un grupo de pacenses participamos en la Plataforma Salvemos el Guadiana, promovida por Pepe Ramos, con la intención principal de presionar para que se garantizase la limpieza y se acelerase el proyecto de regeneración de las márgenes del río a su paso por Badajoz. No podíamos imaginar que en aquel momento estaba comenzando a reproducirse una especia invasora que haría que 12 años después su grave amenaza provocase la creación de una nueva plataforma con el mismo nombre para alertar y promover la eliminación de esa especie que está causando una grave amenaza medioambiental. En el 2004, se organizaba una convocatoria denominada Mira el Guadiana que llevaba a miles de personas dos días al año a mirarlo y a lamentarse de como estaba de abandonado, pero que se olvidaba de él el resto del año. La ciudad había dado la espalda al río, lo maltrataba ensuciándolo sin ninguna vergüenza, la inmensa mayoría de la población lo daba por perdido y no formaba parte de sus preocupaciones. Los 'Miras el Guadiana', pero sobre todo la iniciativa y la presión de un grupo de ciudadanos puso entre las prioridades su recuperación. Convocábamos encuentros para limpiar las márgenes, se celebraron varias jornadas sobre el Guadiana en La Económica y tuvimos muchas reuniones con la CHG para impulsar el proyecto de regeneración. Pocos se creían que algún día las márgenes serían recuperadas y volverían a ser el punto de encuentro.

Pero ahora que la ciudad está recuperando el río, un nuevo monstruo nos amenaza. El camalote y el nenúfar mexicano nos invaden, ocupando todo el espacio disponible y amenazándonos con una catástrofe medioambiental y económica. No soy un experto para valorar como se está afrontando este problema, ni sé como se debía hacer, pero quiero gritar desde esta columna que no debemos de resignarnos, que no debemos aceptar ese mantra de que el camalote ha llegado para quedarse. Hay que buscar soluciones hasta lo imposible. Hoy toca gritar, luchar y exigir recuperar la calidad del agua y eliminar estas plantas invasoras. A lo mejor para ello hay que cometer algún exceso a corto plazo, pero si permitimos que esta plaga siga creciendo, el desastre medioambiental puede ser de dimensiones incalculables. A lo mejor esto puede ser hasta una oportunidad para actuar en la mejora de la calidad del agua. ¡Salvemos el Guadiana!