TSte admite tradicionalmente que el día de San José de 1230 el rey Alfonso IX de León entró victorioso en Batalyús, ciudad que, en al-Andalus, formaba parte del imperio almohade, cuya situación de decadencia era, a esas alturas, evidente. Apenas sabemos nada de cómo era nuestra ciudad en aquel momento, durante el primer tercio del siglo XIII. Sigue siendo una incógnita su extensión, el emplazamiento de su muralla. Lo único cierto hasta ahora es lo estudiado en la alcazaba. Que la mezquita privada de Abd al-Rahman ibn Marwan , usada también por los reyes aftasíes, fue ampliada hacia mediados del siglo XII y reservada al uso de la guarnición almohade, que se aislaba así de la población andalusí. En el mismo momento, mediados del siglo XII, se agrandó la alcazaba, que era mucho más pequeña de como es ahora, y se le añadieron las torres albarranas y las corachas. Pero, ¿cómo era la ciudad?

Seguramente, la mezquita mayor seguía estando donde la actual iglesia de San Agustín, pero sorprende --creo que por ahora es caso único-- que la catedral levantada por el rey cristiano al conquistar la plaza no lo fuera sobre la mezquita mayor, sino sobre la privada de la alcazaba, espacio cuya naturaleza militar impedía a la población civil acceder a su interior. Puede pensarse en un problema agudo de despoblación, anterior a la conquista leonesa, pero no hay, hoy por hoy, argumentos científicos. Digamos que el Alfonso se encontró una ciudad en decadencia.

Parece que los cementerios ocupaban, después de siglos de uso, una zona que iba del baluarte de Santiago hasta casi la Puerta del Pilar, hasta el área ocupada por los alfareros. Por la hoy avenida de Europa, seguramente cerca de un camino, hubo dos qubbas o pequeños monumentos funerarios, dedicadas a dos personajes notables. Fueron proalmohades y, por eso, se les colocaron dos extraordinarios epitafios, únicos en el Occidente. Son esos que nadie se ha molestado en pedir que vengan, siquiera por un tiempo. Están en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, semicerrado por obras. Aparecieron en el Cuartel de la Bomba y siempre han estado en los almacenes. Ya me dirán.