El relevo al frente de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz se completó la tarde de ayer en la capital pacense con la toma de posesión del nuevo arzobispo, Santiago García Aracil, ante su antecesor, Antonio Moreno, en una ceremonia en la catedral presidida por el nuncio de su Santidad en España, Manuel Monteiro.

Cientos de personas, todo el clero extremeño y numerosas autoridades, entre ellas, los presidentes de la Junta, Rodríguez Ibarra; de la Asamblea, Federico Suárez, los alcaldes de Badajoz, Celdrán, y Acedo, de Mérida, consejeros, miembros de la corporación pacense y representantes de otras instituciones y la sociedad llenaban la catedral.

García recibió el encargo de Montero de concluir las negociaciones con Toledo para integrar Guadalupe y su monasterio en la provincia eclesiástica extremeña. "Omitir este hecho en este acto sería incongruente", dijo, así como que las negociaciones siguen su curso y que "encaminadas, pongo en manos de mi sucesor". También añadió que le haría "ilusión que pueda recoger el fruto" de las mismas.

El acto comenzó con una procesión desde el arzobispado a la catedral, donde el nuncio y el arzobispo fueron recibidos con cantos del coro del conservatorio y donde Monteiro presentó a Santiago García y se leyeron las Letras apostólicas por las que el Papa le nombra arzobispo.

Tras ser saludado por un grupo de representantes de religiosos, religiosas, sacerdotes y de la comunidad diocesana, García Aracil se dirigió a los presentes con una homilía en la que expresó su "gozo especial" por llegar a la diócesis de Mérida-Badajoz y pidió a los presentes que "os unáis a mí en la plegaria por un corazón sensato".

Asimismo, apeló a frases evangélicas como "Estáis conmigo o contra mí", "Quien conmigo no recoge, esparce", que reconoció que "pueden sonar duras, sorprendentes, o anacrónicas" si se miran con "ojos humanos", para señalar que, no obstante, "son verdad", y alertar a los fieles ante algunas "leyes que la sociedad se da a sí misma".