Quienes a él se encomiendan no tienen duda alguna de su santidad, acuden a la eucaristía que cada jueves por la mañana se celebra en la capilla del Hospital Provincial de Badajoz, donde reposan sus restos, y a la misa solemne que se oficia el 29 de septiembre en la catedral. Rafael Sánchez García, don Rafaelito, que fuera durante dos décadas capellán de este centro sanitario, está la espera de que la Iglesia reconozca un milagro extraordinario para que lo declare beato y otro más para poder subir al último y superior peldaño, el de la canonización, y que sea nombrado santo, oficialmente.

Gabriel Cruz Chamizo es el vicepostulador de la causa, que se abrió el 10 de mayo de 1990, impulsada por el obispo Antonio Montero. Finalizó el 3 de julio de 1992. Rafael Sánchez nació en Oliva de la Frontera en 1911 y falleció en Badajoz en 1973. En aquel momento se formó un grupo de personas que visitaba su sepulcro y se dirigieron al obispo. «Don Rafael es un hombre muy querido por todo el clero pacense y por los más vulnerables, los pobres, los enfermos y sus familiares, que vienen al hospital a pedirle». La causa comenzó con una consulta al Consejo del Presbiterio y los sacerdotes apoyaron por unanimidad que se iniciase. También se preguntó a los feligreses, en la misa de un domingo. Cruz recuerda una anécdota de un cura que, en la parroquia de San Francisco, en las Cuestas de Orinaza, cuando en la eucaristía mencionó que iba a hablar de «don Rafaelito», la gente lo interrumpió exclamando: «¡Un santo!». Ya estaba hecha la consulta. A la petición se incorporaron además 33 testimonios de personas que lo conocieron.

Fue declarado siervo de Dios, el primer peldaño, y posteriormente, en julio del 2016, venerable, que es el paso previo a la beatificación. Ahora la Iglesia está esperando un milagro extraordinario, como pudiera ser una curación. Milagro, por ejemplo, fue el del arroz de San Juan Macías. Gabriel Cruz ha recibido a lo largo de estos años correspondencia que envían muchos creyentes, contando sus favores y cómo cambiaron sus vidas cuando se cruzaron con don Rafael. «Yo he visto a gente que ha vivido una conversión cuando se ha encomendado, pero son favores que la Iglesia no puede considerar». El dossier que está reuniendo el vicepostulador incluye muchos testimonios de curaciones de enfermos irreversibles, pero ningún médico las corrobora.

«El padre Rafael era un personaje en la sociedad de Badajoz, con su bata blanca en la puerta del hospital y al que tenían acceso todo tipo de personas», relata Gabriel Cruz, quien está convencido de que don Rafael es santo. «Santo es el que está en gracia de Dios, el que vive según el Evangelio y el que está en el cielo, otra cosa es que la Iglesia se asegure de que es modelo de identificación, que se le dé culto y se le venere, y es muy reticente».

Pero Gabriel Cruz apunta que se le podría eximir del requisito del milagro, como ocurrió con san Juan de Ávila, «que había sido director de santos». Lo canonizaron después de casi cuatro siglos. Un atajo demasiado largo.