Sólo el color diferente de sus características pañoletas delataba que procedían de grupos distintos, pero todos eran Scouts, con sus camisetas y sudaderas del mismo color en función de la rama a la que pertenecen según su edad: castores, lobatos, exploradores, pioneros o rutas. Más de un centenar de niños y jóvenes, con edades de 6 a 21 años, de los cuatro grupos de Badajoz (San José, Pedro de Valdivia, San Atón y Cerro de Reyes) celebraron el sábado al patrón de este movimiento, San Jorge, compartiendo tiempo y actividades en el parque del Guadiana. Normalmente festejan al patrón durante un fin de semana fuera de Badajoz, pero este año no ha sido posible por problemas de infraestructura. Lo importante era pasar el día juntos.

Este movimiento, que incide en las actividades lúdicas con objetivos educativos, cuenta con 200 censados en Badajoz Eran más, pero la falta de responsables impide que los grupos crezcan, según explicó Sandra Argenial, presidenta de la Asociación Archidiocesana de Escultismo Católico Mérida-Badajoz, y responsable además del grupo San José de Badajoz. Por su experiencia defiende las bondades de las actividades que organizan, frente a otras ofertas de ocio sedentario o que se practican en solitario. Además de pasar el día al aire libre, asistieron a una exhibición de prácticas acuáticas de Cruz Roja, cuyos voluntarios les enseñaron también técnicas de primeros auxilios. Por la tarde participaron en talleres lúdicos que tenía preparados cada grupo.

Este encuentro de niños de distintos barrios les abre la puerta a ampliar su círculo de amistades y los responsables adultos ponen en común sus técnicas de formación y formas de trabajar. La jornada festiva los unió por igual porque «los barrios los conocen los padres, los niños no saben de barrios, para ellos no hay diferencias, somos los padres los que les transmitimos los estereotipos del lugar donde se vive», remarcó.

Otra actividad que comparten y que entusiasma a los niños son los campamentos de verano en Navalonguilla (Ávila). Son católicos, «pero aunque la gente piensa que estamos todo el día rezando no es así», matizó Sandra Argenial, si bien forma parte inherente de su currículo. Cada grupo se reúne en sesiones semanales de hora y media.

Uno de los más numerosos es el de Pedro de Valdivia, con sede en la parroquia del Gurugú, que concentra a 70 niños y jóvenes. Olga Moriano, secretaria y monitora de castores, destacó el papel que desarrollan en su entorno. «Hacemos una labor social muy importante porque los niños necesitan una vía de escape para lo que hay en el barrio», señaló. Este grupo funciona desde hace 55 años interrumpidos. Su fundador fue Ricardo Cabezas, que es el director de campamento. Olga cuenta que muchos niños crecen con los Scouts, de hecho hay responsables que empezaron como lobatos. Suelen entrar porque conocen a otros niños o porque los ven por el barrio y deciden probar. «Lo que más les llega es que hay gente que se queda año tras año y eso es porque algo hay, aquí somos una familia».