Una culebra del tamaño de un brazo humano apareció la semana pasada enfrente de una casa de la calle Dalia, en la barriada de la Uva. "El nieto de mi vecina le disparó en la cabeza con una escopeta de balines pero seguía moviéndose", relató a EL PERIODICO María Jesús Casas, una de las vecinas del barrio.

La presencia de ratas, garrapatas y ahora, reptiles, ha obligado a los habitantes de la Uva a mantener sus puertas cerradas para no ser invadidos. A esto se suma la petición enviada al ayuntamiento para fumigar los árboles, llenos de orugas, y para limpiar una plazoleta, algo que acabaron haciendo los propios vecinos. "Vino un hombre a fumigar, estuvo dos minutos y se fue", añadió Casas.