Desde hace casi un año asoma una grúa sobre el majestuoso edificio del Seminario. Las obras comenzaron en agosto del año pasado, están consistiendo en rehabilitar una de las alas para los residentes y se trata solo de la primera fase de un proyecto más ambicioso, que continuará en breve con una segunda fase consistente en adaptar del edificio anexo, donde se centralizarán los servicios diocesanos. Este traslado afecta a las delegaciones, Cáritas, movimientos y asociaciones y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, que ahora está en la Casa de la Iglesia, en la calle Ramón Albarrán, cuyo edificio pretende poner en venta el Arzobispado para sufragar esta actuación.

La actividad normal en el Seminario continúa a pesar de las obras en una de sus alas, conocida popularmente como El Pozo del tío Raimundo , que tienen que acabar en agosto para que el próximo curso comience con normalidad. La inversión de esta primera fase asciende a 1,2 millones. Este ala se está acondicionando para la residencia de los seminaristas mayores, con 42 habitaciones. En principio también vivirán aquí los menores, pues la idea es que en un futuro se remodelen las estancias que ahora ocupan los más pequeños.

Según el rector del Seminario, Francisco José Andrades, las condiciones van a mejorar notablemente. Las nuevas habitaciones incorporan un mobiliario moderno y funcional y todas disponen de cuarto de baño individual, que también tienen ahora. Pero el cambio fundamental es que seminaristas mayores y menores, aunque en distintas plantas, estarán juntos en torno a los servicios comunes y los mayores, que ahora ocupan un edifico exterior, vivirán más cerca de los menores. Al mismo tiempo se ha aprovechado para hacer obras en el comedor y la cocina.

Para el vicario general, Sebastián González, habilitar 42 habitaciones es "un acto de fe", pues en este curso hay 40 seminaristas, de los que solo 13 son mayores. A lo largo de la historia del Seminario ha llegado a haber hasta 350.

Andrades defiende que era una obra "muy necesaria". En primer lugar, porque el ala que ahora se está rehabilitando ya estaba muy deteriorada por la falta de uso, pues lleva 20 años vacía, de hecho ha habido que reforzar los cimientos. En segundo lugar, el edificio que ahora ocupan los seminaristas mayores está en malas condiciones pues en 30 años no se han hecho mejoras y ya se construyó con materiales "un poquito pobres".

También se tiene la intención de acondicionar la parte que ocupan en la actualidad los seminaristas menores. Quieren que "la oferta sea más atractiva" para los niños y sus familias. El rector apunta que el objetivo es que los niños vivan en tan buenas condiciones como en sus casas, que en las últimas décadas han mejorado mucho, no así en el Seminario. Junto a esta obra se acometería la remodelación del salón de actos, que dispone de 320 butacas.

OTRA FASE La segunda fase será trasladar todos los servicios centrales de la Curia Diocesana: delegaciones (de enseñanza, del clero, de juventud, de catequesis, ... hasta 29) que están repartidas entre el arzobispado y la Casa de la Iglesia; el Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ahora en la Casa de la Iglesia), Cáritas Diocesana (está en Antonio Masa Campos) y los movimientos y asociaciones laicales (que también están en la Casa de la Iglesia). Para ello se remodelarán las cuatro plantas del edificio anexo que es el pabellón del Seminario Mayor. Cuando termine la primera fase, los seminaristas pasarán al ala nueva y el pabellón del Seminario Mayor se quedará vacío. Está en fase de proyecto, que tiene que aprobar el arzobispo y el Consejo de Asuntos Económicos. El presupuesto se va a 1,5 millones de euros. Una opción para sufragarlo es vender el edificio de la Casa de la Iglesia, que se remodeló hace unos 15 años. Quieren que esta actuación esté lista en un año.

Una tercera fase posterior consistiría en construir un edificio de nueva planta anexo al seminario para la biblioteca.