TLtas corridas son un espectáculo al que asiste determinado número de gente. Unos, porque les gusta a rabiar, otros porque entra en el tour turístico que contrataron en Tokio. No sé cuántos van, pero probablemente menos de los que acuden al fútbol y más de los que asisten a la ópera. Lo que de verdad se está convirtiendo en espectáculo de masas es la refriega entre taurinos y antitaurinos. Está dando para más de un sainete que contemplamos cada semana, tanto si te gusta la fiesta como si no. Corren diestros, maestros, picadores, mulillas y sus enemigos dando estocadas por el parlament, el senado y los ministerios como si en ello nos fuera la vida. Y hay que ver las tonterías que se escuchan. Que si los pobres animales torturados, que si el arte y el tronío. El señor García Escudero , arrancándose por toriles, ha dicho lo que haría si fuera toro: Votaría por morir en la arena al ritmo de un olé. Así, pelín chulo, como si fuera torero. No conozco el grado de chulería preciso para ser toro bravo de aguerrido linaje, pero haciendo un alarde imaginativo, voy a ser toro. Porque, si yo fuera toro, me traería al fresco tal cantidad de bobadas y preferiría que me dejaran en paz. Pero, en todo caso, si tengo que embestir, pido embestir en mi terreno. Como soy toro, estaría en mi vacada haciéndome fuerte y embistiendo para entrenar. Entre encinas voy pensando que ojalá viniera esta tarde un novillero precoz y un apoderado hortera a mirar y los empitonara como quien no quiere la cosa, allí mismo, en la hermosura de la dehesa, adelantando el trance de hacerlo en el albero. Al día siguiente un crítico taurino, al otro un político, al de más allá, ¿por qué no?, a un antiaurino de los que aburren con el bienestar animal y el ecologismo. Podrían venir armados de capote y espada, incluso matarme, pero sin olés ni pasodobles, porfa. De otro modo, ya que vais a comerme igual, elijo la asepsia del matadero para la faena. Y dejadme tranquilo, que todos me caéis mal. Pesados.