Ha sido concejala de Urbanismo y de Servicios Sociales en el Ayuntamiento de Badajoz, gerente del Servicio Extremeño de Atención a la Dependencia (Sepad) y delegada del Gobierno de Extremadura. Ahora que Cristina Herrera Santa Cecilia (Madrid, 1956) se había jubilado y esperaba disfrutar más tiempo de sus tres nietos, no ha podido rechazar la presidencia del Banco de Alimentos de Badajoz, de cuya complicada etapa no ha sido capaz de mantenerse al margen.

-¿Qué la ha llevado a aceptar esta responsabilidad?

-Siempre me han gustado las acciones solidarias y ayudar a la gente. Por donde he pasado he tenido relación con los temas sociales. Cuando estaba en la Delegación del Gobierno siempre eché una mano en todo lo que pude. He sido voluntaria durante muchos años de algunas instituciones. Basta que estemos en esta situación y la cantidad de necesidades y problemas que afronta el Banco de Alimentos, para que me echase para adelante. Yo ya no necesito cargos porque llevo 25 años en primera línea.

-¿Cómo lo afronta?

-Tengo muchísima ilusión. Estoy muy contenta. Si puedo utilizar mi experiencia para ayudar a los demás, adelante. Es una satisfacción que hayan pensado en mí. Aunque al principio me echó un poco para atrás, pensé que la situación era lo suficientemente importante para que todos echemos una mano. Siempre digo que voy a devolver a la sociedad lo que la sociedad a mí me ha dado.

-¿Ya se ha puesto al día?

-Estoy en ello. Llevo casi un mes viniendo, a ratitos, y además yo he sido voluntaria del Banco de Alimentos. He estado en todas las campañas ayudando. Algo muy importante del Banco de Alimentos, además de la comida que reparte, son los voluntarios, un pilar fundamental, y por eso hago un llamamiento a todos los que quieran colaborar. Muchos son personas ya jubiladas y precisamente por la situación sanitaria no podían seguir ayudando porque son un colectivo de riesgo. Pero afortunadamente ha habido un grupo de jóvenes que los ha sustituido y desde aquí les doy las gracias, porque entre los valores más importantes del banco está el valor humano. También quiero agradecer al anterior presidente, Jesús Reynolds, el magnífico trabajo de estos cuatro años, en los que ha dado un vuelco al banco, lo ha modernizado y ha incidido en que el reparto llegue a quien realmente lo necesita. Antes se hacía por unidad familiar y ahora es un tanto por ciento por beneficiario. Además hay que agradecer toda la labor de estos meses, en los que han surgido tantas necesidades y al mismo tiempo tanta solidaridad.

-¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria, social y económica provocada por el covid-19 a la actividad del Banco de Alimentos?

-El Banco de Alimentos atendía a 13.000 beneficiarios en la provincia y solamente en estos dos meses se han incrementado en 2.000 más. Muchos de los que vienen son gente nueva, que por las circunstancias de esta crisis está teniendo necesidades. Se están atendiendo, aunque nunca los recursos son suficientes. Todo el que quiera ayudar y donar será bien recibido. Porque no solo ha sido el encaje de bolillos de estos dos meses, sino lo que se avecina. El anterior presidente me decía que no sabe cómo han podido dar tanto con lo que teníamos. Tampoco quiero generar alarma social. Afortunadamente estamos teniendo alimentos, hay solidaridad, pero las necesidades persisten. Por eso abrimos las puertas a todo el que quiera ayudar.