"Parece que vas a hacer un favor y al final el favor se lo hace uno mismo. En el Teléfono de la Esperanza siempre recibes más de lo que das". Así explica Miguel Angel Hernández, presidente de la oenegé en Badajoz, el sentimiento que deja en el voluntario formar parte de este proyecto. "Hay llamadas que nos hacen descubrir cosas que desconocemos de nosotros mismos y eso nos ayuda a crecer. Es muy satisfactorio", asegura.

Por ello, hace un llamamiento a aquellos ciudadanos que estén interesados en dedicar parte de su tiempo a los demás para que llamen a la puerta del Teléfono de la Esperanza y se conviertan en voluntarios.

Otra forma de colaborar es a través de las cuotas como asociados (40 euros al año). Con estas aportaciones, junto con la subvención que concede anualmente la Junta de Extremadura y los donativos de particulares y asistentes a los cursos, se financia este servicio, que es totalmente gratuito para los usuarios. A pesar de la crisis y de que la ayuda institucional se ha reducido (de 37.000 a 24.000 euros) el Teléfono de la Esperanza de Badajoz sigue adelante tras 40 años para que siempre pueda haber alguien al otro lado cuando se marcan el 924 222940 o el 902 500 002.