Esta mujer lleva cuatro ediciones participando en este concurso y además de ganar algún que otro accésit -cuyo número no recordaba-- siempre ha conseguido vender sus cuadros antes de emprender el viaje de vuelta, un logro que destacaba. Ayer venía con el ánimo de ganar, porque además era su cumpleaños.

En sus cuadros combina varias técnicas, a modo de collage, pues adhiere papel a sus pinturas y esta vez, hasta pan de oro. Rosa Trías se apostó en un rincón de la plaza Alta, donde el sol le caía encima, pero no se quejaba. Y además de pintar lo que veía, apoyó en su dibujo una bicicleta imaginaria, que tenía su razón de ser. "Cuando no te gusta poner mucha gente siempre tienes que poner algún motivo --explicó-- que signifique que aunque no haya nadie, ha habido alguien allí, no está deshabitado, no es un paisaje muerto".