Las asociaciones de comerciantes y de vecinos del Casco Antiguo, Amigos de Badajoz, Espantaperros, Cívica, Menacho y SOS Casco Antiguo exigen «a los poderes públicos que nos devuelvan la seguridad restada a nuestras vidas, la normalidad que nos corresponde por derecho», según manifestaron ayer a través de redes sociales y después en un comunicado, en el que los siete colectivos ciudadanos urgen a la Delegación del Gobierno y al ayuntamiento «a rescatarnos de esta nueva edad oscura que se cierne sobre nuestras cabezas. Les exigimos que protejan a nuestras familias, que cumplan con su deber.»

Denuncian así «la rápida degradación de la seguridad en el centro histórico», y que «a los habituales problemas de narcotráfico, usurpación de propiedades, mendicidad e incivismo, ahora se suma una oleada de robos, hurtos y violencia más propia de décadas pasadas». La situación ha llegado a tal nivel, según expresaron, que «el miedo se ha apoderado del barrio después de que en los últimos meses se hayan sucedido numerosos robos en comercios, restaurantes, viviendas, vehículos, residencias universitarias y edificios patrimoniales», además de «peleas con armas, prostitución y vandalismo.»

Recordaron «los numerosos compromisos incumplidos de la Delegación del Gobierno y del ayuntamiento», mientras «asistimos horrorizados al regreso a los tiempos más oscuros del barrio sin que las administraciones, pasmadas, torpes e impasibles, hayan sabido reaccionar.»

Recordaron promesas como las comisarías de Policía Nacional y Local con personal y medios, «siendo en la actualidad, poco más que edificios deshabitados, especialmente en las noches de fin de semana»; y que «atrás quedaron las cámaras de vigilancia, las comisarías conjuntas y las patrullas de proximidad».

Según su denuncia, «están en riesgo la integridad de las personas y la del valiente y precario tejido comercial que apostó por estas calles donde otros claudicaron», y también «la propia imagen de la ciudad, pues son estas calles, este barrio, su mejor carta de presentación ante el mundo».

Se preguntan «¿de qué sirve cada euro invertido, el esfuerzo realizado en proyectos de recuperación, de rehabilitación, cuando la seguridad está tan deteriorada que ahuyenta a quienes deben apuntalar la regeneración de estas calles?». Y «¿Cómo se recupera un barrio herido desde hace largos años cuando los comercios se rinden y bajan la persiana, los residentes huyen y los diablos campan a sus anchas a la luz del día, sin temor alguno a la policía ni a nada?»

«Hemos vivido robos, apuñalamientos, secuestro se personas, coches que arden en El Campillo y a plena luz del día, con una impunidad increíble, que nos hace temer; a unos comerciantes les han robado dos veces y no han abierto aún la tienda», según un vecino afectado.

«Todos tenemos todos una misma voz, residentes y comerciantes, queremos desarrollar nuestra vida en un entorno normal. Sin seguridad no hay recuperación posible -añadió-. Ya podemos invertir en El Campillo, en plataformas únicas, en museos y en todo lo que queramos; sin seguridad no hay rehabilitación. Y se tiene que poner todo lo necesario; si la ratio no da para policías que no contraten asesores».

Explicó este vecino que «no nos entra en la cabeza que no haya para policías y no haya impedimento para aumentar el número de asesores, de concejales liberados o de personal técnico; queremos seguridad en el barrio y la queremos ya». Y concluyó que «tenemos el coraje suficiente para defender a nuestras familias como haga falta; el ambiente es cada vez más crispado, si no ponen solución, es muy probable que salgamos en los telediario», aseguró, para aclarar que están dispuestos a salir a la calle.

Este diario pido conocer la posición del ayuntamiento y de la Delegación del Gobierno, pero declinaron pronunciarse hasta conocer directamente las reclamaciones de los colectivos.