Todo aquel que lo necesite podrá acercarse los martes a mediodía (entre las 13.00 y las 14.00 horas), al establecimiento El Silencio, en la calle Moreno Zancudo, a recoger un plato de comida caliente, que será el puchero que ese día se sirva en la carta del restaurante. Se trata de una iniciativa solidaria de este local de la calle Moreno Zancudo en colaboración con la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, que rápidamente recogió el guante lanzado por el emprendedor Julián Monge.

Este ofrecimiento de ayuda pretende ser «un grito de auxilio» a las administraciones y a la sociedad «para concienciarles de lo que está ocurriendo», según el presidente vecinal, Javier Fuentes, que alerta del incremento de usuarios de los dos comedores sociales que funcionan en el entorno y de las necesidades sin cubrir del Banco de Alimentos.

De momento, el reparto se realizará los martes de este mes, desde mañana, con el apoyo de empresarios de la zona, como Semilla y Grano, la frutería de Francisco Pizarro y la carnicería de la calle De Gabriel, además de Suministros Hosteleros Extremeños, que facilita envases, y la ayuda de voluntarios. Fuentes apunta que el propósito es que se sumen más colaboradores para extender el reparto a otros días de la semana.