La marcha de Miguel Celdrán abre un nuevo escenario político en Badajoz. Por primera vez después de 20 años, el cabeza de cartel del Partido Popular en las próximas elecciones municipales no será Miguel Celdrán, el político que consiguió arrebatarle al PSOE la alcaldía de la ciudad y gobernar durante cinco legislaturas con mayoría absoluta.

Y lo difícil no fue ganar aquellas elecciones de 1995, con un ayuntamiento asfixiado por las deudas, la renuncia de Manuel Rojas y el estallido del llamado Caso Matías Ramos , el mayor caso de corrupción del Partido Socialista en Extremadura. Lo difícil fue mantener durante 18 años la confianza de una ciudad que históricamente votó al Partido Socialista y que Miguel Celdrán convirtió en bastión del PP en Extremadura.

Celdrán no sólo tuvo que sanear las cuentas de un ayuntamiento que hoy es ejemplo de una brillante gestión, sino que transformó la ciudad hasta convertirla en el centro económico de Extremadura. Además tuvo que lidiar con los envites que casi a diario enfrentaban al ayuntamiento y a la Junta de Extremadura, siempre en manos el PSOE. Antes de la llegada de Monago a la presidencia, fueron sonadas las continuas polémicas entre Badajoz y el gobierno regional. Conflictos que curiosamente siempre fueron capaces de arreglar, tras un breve encuentro, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Miguel Celdrán.

Y así, durante 18 años, Celdrán fue dejando en los asientos de la oposición a los candidatos de todos los partidos que concurrían a las elecciones municipales.

Ahora Miguel Celdrán no está. Y desde el PSOE ven nuevas posibilidades para arrebatarle la alcaldía al PP. La tarea saben que no será fácil. Francisco Javier Fragoso llegará a las elecciones avalado por los éxitos de Celdrán y dos años de gestión como alcalde de la ciudad. Un escenario político muy similar al que se vivió con la marcha de Ibarra; y ante la sorpresa de todos, Fernández Vara consiguió más votos que su antecesor.