Uno o varios miembros de la sociedad creada para participar en el concurso de adjudicación del casino, que concurrió con el proyecto Gran Casino Augusta sobre la base de un edificio del casco antiguo de la ciudad, ejerció la opción de compra que tenía sobre el inmueble hace varios meses, como lo corroboró el anterior propietario, quien lo había restaurado en parte y dedicado a la sede de Vivernet hasta su venta.

Entonces se conoció la venta del edificio, pero no el precio del mismo. Sin embargo, la cifra establecida para la operación fue de 2.550.000 euros, según ha manifestado a EL PERIODICO uno de los promotores de la iniciativa que encabezaba el empresario español afincado en Japón Miguel Ortiz-Cañavate, quien presentó el proyecto en Badajoz, precisamente en el mismo conventual. Estuvo acompañado por los arquitectos redactores del proyecto, basado en la rehabilitación integral de todo el inmueble, que conforma, junto con la iglesia de la Concepción, la manzana bordeada por las calles San Juan, Bravo Murillo y De Gabriel.

El proyecto de casino, en el que participaban empresarios y capital de otras nacionales como españoles, franceses, daneses o brasileños, además del extremeño Florencio Hidalgo, franquiciador de Horno Santa Eulalia, contemplaba también un hotel de gran lujo, con solarium, cafetería, restaurante, adecuando la parte alta como mirador hacia la alcazaba y la torre de Espantaperros. El presupuesto era de 13,5 millones de euros.

El nuevo propietario no tiene decidido el destino del conventual, aunque estudia la posibilidad de continuar con la idea de hacer un gran hotel con encanto, una especie de parador, sin descartar otras posibilidades. No hay fecha aún para las obras.

CONTACTOS Asimismo, la propiedad ha mantenido contactos con importantes compañías hoteleras, que por ahora no han tenido resultados positivos, pero al parecer, tampoco tienen prisa. Los nuevos dueños confían plenamente en las posibilidades del conventual, que ven prácticamente como hotel por ser un convento, cuya estructura les hace pensar en habitaciones muy amplias para no romper el estilo constructivo ni las bóvedas.

También son importantes los accesos, tanto desde la puerta Trinidad como desde el puente de la Autonomía. Además, destacan la cercanía a la plaza Alta y al recinto de la alcazaba árabe, el párking de la plaza de Santa María, con acceso peatonal hasta la calle San Juan, y algo importante para el negocio, la cercanía de la iglesia de la Concepción y de la catedral para la celebración de bodas, que al parecer sería una de las fuentes de ingresos.