Los fieles que se acerquen hoy a la ermita de la Virgen de la Soledad para participar en el Besamanos de la Patrona de Badajoz van a encontrarse con un rostro más nítido y expresivo, pues la imagen recupera su mirada original, tras el proceso de restauración al que ha sido sometida en los talleres de Sevilla de Enrique Gutiérrez Carrasquilla.

Este restaurador ha incidido en los ojos, que estaban "muy repintados en negro", lo que motivaba cierto estrabismo. Ha eliminado esos "rabillos remarcados" que no eran originales y se le ha colocado unas pestañas más naturales, "con lo que ha ganado muchísimo en la expresión de la cara y quienes la han visto ya la han reconocido como era la Virgen antiguamente", declaró a este diario.

Este artista sevillano ha tratado varias de las tallas de mayor valía artística y devocional de Sevilla, entre ellas la imagen del Cristo de los Gitanos. Anoche tenía previsto estar en Badajoz con la Hermandad de la Soledad para cuando llegase la Virgen a su iglesia, protegida dentro de una urna (que se ha habilitado para esta ocasión) recubierta en su interior por una gomaespuma silueteada para evitar que la figura se moviese. La hermandad ha querido que la llegada fuese de madrugada, para evitar que hubiese gente en la calle.

DOCE HORAS La ermita abrirá esta mañana a las diez, que será la hora de inicio del Besamanos, que se prolongará hasta las diez de la noche, con la particularidad de que los fieles podrán besar directamente la mano de la Virgen. Durante todo el día se rezará el Rosario y sólo habrá interrupciones a las 13.00 y las 20.00 horas para las eucaristías.

Más de cuatro meses ha estado la Virgen fuera de Badajoz, pues la imagen se trasladó a Sevilla el pasado 1 de noviembre. Es el periodo más largo que ha permanecido fuera desde que llegó a la ciudad en 1646 y en su lugar, los devotos se han encontrado con una fotografía a tamaño real que ha estado ocupando el camarín.

Según el hermano mayor, Joaquín Gil, la imagen estaba "bastante deteriorada", pero "ha quedado maravillosa". El la vio en Sevilla la semana pasada. En su opinión, "ha ganado en expresividad y la policromía, porque ha recuperado los colores naturales, antes eran un poco artificiales".

EL CUELLO Más que la cara, peor estado presentaban las manos y sobre todo el cuello. Gil explicó que el cuello sufre mucho porque soporta el peso de la corona (casi diez kilos) y del manto de la Virgen (unos 25 kilos). Además, antiguamente las reparaciones de las grietas se hacían con clavos. Según el restaurador, ése era el principal problema que presentaba. Se han encontrado una treintena de clavos, buena parte en el cuello, que ahora han sido retirados (alguno con un palmo de largo) y sustituidos por espigas de madera, para no dañar la escultura. Todos los clavos extraídos y los trozos de madera desprendidos se expondrán en el museo. El coste de la restauración supera los 20.000 euros, sufragados por la hermandad.

Previamente la imagen se sometió a un estudio radiográfico completo (en la clínica del hermano mayor) para comprobar la situación del interior. Por otro lado, según el restaurador, la "encarnadura" se encontraba "bastante bien" y solo ha habido que limpiarla "ligeramente" y fijarla en algunos sitios.