Hijo de puta, calvo de mierda, aunque pase 30 años en la cárcel, cuando te vea por calle te rajo, perro», fueron algunas de las amenazas que profirió F. J. M. contra el fiscal A. L. tras una comparecencia el 18 de abril de 2018 en el Juzgado de Instrucción número 1, según narró el propio afectado en el juicio celebrado ayer en la Audiencia de Badajoz.

El acusado, que solo respondió las preguntas de su abogado, José Duarte, admitió haber insultado y amenazado al fiscal, y un forcejeo con la policía, e incluso «que pudiera salir herido un policía, pero no lo agredí, no soy persona de agresión, verbalmente sí, pero agresión, no», dijo. Y pidió perdón al fiscal, a los policías «y a todos los que estaban allí».

Contó F. J. M. que ese día estaba alterado por la situación con su exmujer y al escuchar en una comparecencia judicial que el fiscal pedía prisión para él por ser reincidente en el quebrantamiento de condena en el marco de la violencia de género, temió perder su puesto de trabajo: «Ese día no estaba bajo mis cinco sentidos. Me arrepiento de corazón», declaró.

El fiscal A. L. explicó que «pedí la prisión en cumplimiento de la ley ·por ser quebrantador reincidente»; que «puso cara de disgusto pero me pareció lógico»; y que fue al salir, en el pasillo, cuando comenzó «a insultarme y amenazarme de manera reiterada que si me veía por la calle me iba a rajar el cuello, a matar, y se vino para mí con las manos adelante con intención de golpearme, pero los policías tuvieron una reacción muy profesional; uno lo agarró del brazo y evitó que me alcanzara; se quedó a una cuarta; pero le dio al policía en la muñeca; y el otro se puso entre el detenido y yo, pero no dejaba de gritar que me iba a rajar el cuello».

TESTIMONIO POLICIAL / Los dos agentes que custodiaban ese día al acusado corroboraron estos términos en sus declaraciones. El que resultó herido por un golpe con los grilletes en una muñeca, «compatible con la lesión que requirió tratamiento» y causada «por un golpe directo», según el forense; y el segundo, que pidió refuerzos para reducirlo, lo que lograron entre cuatro policías.

La defensa preguntó al fiscal A. L. si sabía que el acusado había pedido perdón; respondió que «no, yo no soy parte y no lo sé; a mí no me lo ha pedido». Le interrogó sobre si lo vio muy alterado; dijo que «no» y el abogado manifestó que «miente», y pidió al tribunal que «deduzca testimonio por faltar a la verdad».

CONCLUSIONES / Al presentar las conclusiones, la Fiscalía retiró la parte del delito referida a obstrucción a la justicia y mantuvo los de atentado, uno a la autoridad y otro a agente de la autoridad, en concurso con otro de lesiones, con penas de 7 años y medio, y «alternativamente, dos de atentado en concurso ideal entre ellos y uno de lesiones, con de 5 años y 6 meses».

El letrado que actuó en nombre del agente herido, Antonio Morillo, pidió 2 años y medio por atentado y 1 por lesiones, así como 1.260 euros como responsabilidad civil en favor de su representado.

El abogado de la defensa planteó que en el juicio se había dado «una sobreprotección a un fiscal determinado», que si bien hay que castigar el delito, no puede ser con «un tipo ultraprivilegiado»; y preguntó ¿qué se protege, un bien jurídico o a un fiscal con la piel muy fina?».

Duarte cuestionó que se distinga entre la pena por atentado al fiscal y a la policía, «que cumple siempre con su deber y lo hace muy bien? ¿Porqué por uno 6 años y otro 2?». Y se refirió a la doctrina del Supremo que considera que «esa diferencia choca con los valores constituciones». Duarte solicitó que se apliquen las atenuantes de arrebato y arrepentimiento a la pena mínima por la que opte el tribunal.

El presidente del tribunal preguntó al acusado si tenía algo que decir y éste manifestó que «me siento muy arrepentido por el fiscal, los policías y todos los que estaban allí». Dijo que «no entiendo que diga que me he abalanzado sobre él», y que «puede que el policía se hiciera daño; pido disculpas». El juicio quedó visto para sentencia.