Me quitó el bastón y comenzó a golpearme, en la cabeza, en la espalda; yo solo intenté defenderme de los golpes. Vi algo afilado que se le cayó, lo cogí, lancé el brazo y se clavó.../... Estoy muy arrepentido», manifestó J. J. V., al declarar ante la fiscal en el juicio con jurado que se inició ayer en la Sección Primera de la Audiencia de Badajoz, por el llamado crimen de Monesterio, en el que resultó muerto Ismael Iglesias V., de 29 años, al recibir una puñalada en el corazón durante una pelea, el 21 de julio de 2017, a las 19.30 horas, en el paseo de Extremadura.

De este modo, el acusado admitió haber cometido el hecho, si bien aclaró que nunca tuvo intención de matar --«lo quería como aún hijo», dijo en otro momento de su declaración--, que actuó en todo momento para defenderse de la paliza que recibió, que le causó una herida abierta en la cabeza y numerosas lesiones en la espalda, los brazos y la piernas.

Con la declaración de J. J. V., de 53 años, se inició el juicio tras la elección de los nueve miembros del jurado popular más dos suplentes --cinco mujeres y seis hombres--, a quienes instruyó el presidente de la Sala, José Antonio Patrocinio. Y a quienes la fiscal, los dos abogados de la acusación particular --una de la pareja de la víctima y otra de la familia- y el de la defensa se dirigieron para ponerles en antecedentes de las distintas interpretaciones de los hechos que tratarán de demostrar a lo largo del juicio.

La representante de la Fiscalía expuso que los hechos que se leyeron al jurado son constitutivos de un delito de homicidio con la atenuante de trastorno psíquico. Dijo que no pretendía una condena a toda costa, sino que si se demostrara otra cosa, sería la primera en cambiar sus conclusiones provisionales. Solicita 12,5 años de prisión, prohibición de acercarse a la familia de la víctima y de comunicarse con ella por cualquier medio durante 10 años, y el pago de indemnizaciones por un total de 180.000 euros.

La acusación de la familia, representada por José María Cerón, asume la tesis de la fiscal pero sin la atenuante, con una pena de 15 años; el de la novia, representada por Fernando Fontán, anunció que se verá si se trata de un homicidio u asesinato, lo que elevaría la pena.

Y la defensa, llevada por Enrique González de Vallejo, niega la responsabilidad penal del acusado y plantea cuatro atenuantes completas y tres muy cualificadas por su trastorno psíquico.

ENFRENTAMIENTO / Los hechos tuvieron su origen en un enfrentamiento derivado de la presencia de la mujer M. L. S. N., novia de la víctima, a quien por dedicarse supuestamente al trapicheo de drogas, el patriarca gitano de la zona, padre del acusado, conminó a abandonar el municipio, sin que ella hiciera caso. J, J, V. se dirigió a ella en dos ocasiones y la última derivó en la pelea en la que resultó muerto Ismael. La expulsión afecta solo a la mujer, al ser gitana, como la otra familia, no a su novio, que era payo.

J. J. V. se acercó el día de autos a una parada enfrente de donde él tomaba café para conminar a la mujer a que se marchara esgrimiendo un bastón, con el que pudo dar a Ismael, quien se lo quitó y le golpeó repetidas veces. Fue cuando J. J. V. dijo que vio caer algo afiliado, que lo cogió y lanzó el brazo para defenderse y se lo clavó. El objeto resultó ser una navaja con cachas blancas que le fue mostrada en el juicio y que no reconoció como propia.

Los letrados de la acusación le preguntaron por sus palabras a la Guardia Civil cuando le preguntaron qué había pasado y él dijo que le dieron varios bastonazos y él dio varias cuchilladas. J. J. V. dijo no recordarlo.

El defensor le preguntó por sus ingresos en el psiquiátrico de Mérida durante meses; destacó que nunca dijo que no cometiera los hechos, que solo actuó para defenderse de un hombre de 29 años y 1,95 de estatura, cuando tenía la cabeza abierta y numerosos golpes en la espalda; que enseguida reconoció a la Guardia Civil que estaba arrepentido.

El acusado dijo no recordar si había dicho en una ocasión que iba a foguearlo, palabras que fueron grabadas. Añadió a preguntas de su abogado que no tiene armas. Asimismo, insistió en su declaración en que él no levantó contra Ismael, sino contra la mujer, «pero pude darle a él». Y que eso originó la pelea, hasta que vio el «objeto punzante, se cayó al suelo, lo encontré y tendí el brazo para defenderme y se clavó», sin saber dónde lo hacía.

El juicio, previsto hasta el día 24, continúa hoy a las 9.30 horas, en la Audiencia de Badajoz.