O las condiciones que ofrece el Ayuntamiento de Badajoz no son muy atractivas o la mala situación económica generalizada han podido ser la causa del escaso interés que ha suscitado la explotación de las instalaciones del tradicional bar-cafetería La Marina, situado en la esquina de la plaza de Minayo con el paseo de San Francisco, junto al teatro López de Ayala. Según la información recogida ayer en el perfil del contratante de la web municipal, sólo un hostelero ha presentado su propuesta al procedimiento abierto convocado por el consistorio para el arrendamiento de estas instalaciones que se quedaron vacías el pasado 10 de marzo, hace casi cinco meses.

El plazo expiró el pasado 31 de julio y el único empresario que ha optado es Miguel Angel Torres Martínez, que en la actualidad explota la cafetería de Clideba. Sin embargo, en su propuesta faltan algunos de los documentos exigidos en el pliego de condiciones por lo que antes de tres días hábiles debe subsanar la solvencia técnica o profesional y presentar certificación del cumplimiento de las obligaciones tributarias y de Seguridad Social.

La Marina salió a concurso por un alquiler anual de 35.787 euros anuales (más IVA), una cantidad inferior a la que pagaba el anterior arrendatario, la empresa Ruade SA, que estuvo diez años y abonaba una cuota de 45.075 euros al año.