Por una u otra razón han acabado confluyendo las polémicas en torno a dos edificios singulares, Biblioteconomía y el antiguo Bárbara, además del proyecto de ampliación del Museo de Bellas Artes. Nadie cuestiona la legitimidad de un colectivo, o persona, para defender en los tribunales derechos privados o públicos, y que una vez haya sentencia, lo suyo es cumplirla, sin por ello crear un problema mayor que el que se pretende resolver. Llama la atención que el coste de la demolición del cubo sea de más de 8 millones, casi el doble de lo que costó el proyecto completo; aunque todos sabemos cómo está la cesta de la compra. Ahora toca esperar a ver qué dice el tribunal. También habrá que ver con el Bárbara, gustos aparte --nada que ver lo actual con lo que había; ni lo recuperado con la ruina anterior--, si el reformado de un proyecto ya aprobado tenía que volver a Patrimonio. Y sobre todo --lo dijo Vara--, que los técnicos resuelvan el problema si lo hay; se evitará una situación que lejos de ser un debate constructivo, en la situación actual sería pasto para la demagogia; y no es por un colectivo, sino para demostrar que la Administración no pretende privilegios respecto de sus administrados.