Algunos vecinos de la calle Céspedes, en el casco antiguo, han ideado un curioso mecanismo para impedir que los coches aparquen en las aceras, justo a la puerta de sus viviendas y entorpezcan la entrada y la salida a sus casas. Para ello, colocan cajas de tomates vacías al revés, atadas en las ventanas y así entorpecen que los automóviles se pongan delante de sus puertas. No es muy estético pero resulta muy útil.