TLta grave crisis interna que vive Izquierda Unida en Extremadura se veía venir desde que los tres diputados de la coalición se abstuvieron en la sesión de investidura que permitió el gobierno del Partido Popular en Extremadura.

La publicada y aireada democracia interna de la que hace gala la formación, hizo que las discrepancias entre sus bases sobre esa decisión salieran a la luz, incluida la posición contraria de algunos de sus máximos dirigentes locales como el coordinador de IU en Badajoz, Manuel Sosa , los cuales aceptaron la decisión pero a regañadientes.

Que la bomba explotara era sólo cuestión de tiempo. Los continuos guiños entre el Partido Popular e Izquierda Unida en estos últimos meses, no han hecho más que mantener viva la llama de unas discrepancias internas que saltan por los aires cuando la dirección regional de IU no plantea un claro rechazo a los Presupuestos de PP; a lo que hay que sumar la cierta relajación , por parte del grupo parlamentario, en ese entusiasta deseo de consulta con el resto de órganos de dirección.

De nada valió el aumento de votos conseguidos por IU en Extremadura en las elecciones generales, el cual se interpretó por el coordinador regional, Pedro Escobar como un respaldo a la polémica decisión de la coalición. Hay mucha gente en IU que tiene atragantado el apoyo al PP. Y más en lugares como Badajoz, donde el enfrentamiento entre el PP y IU, con sus máximos representantes a la cabeza, Celdrán y Sosa, llega a los terrenos personales.

Fue muy significativo el efusivo abrazo que Pedro Escobar le profirió a Miguel Celdrán en la gala de entrega de premios del Empresario de Badajoz, celebrada esta semana en el teatro López de Ayala, mientras que Manuel Sosa rehusó, incluso, a sentarse en la fila reservada a los concejales.

Y mientras en el PSOE se frotan las manos. Lo mismo cuando Fernández Vara anunció que no se prestaría a una moción de censura, pensó que no iba a hacerle falta.