Arqueólogo.

Los primeros movimientos realizados por el mariscal Soult para atacar a las tropas de Mendizábal, durante lo que se ha llamado batalla del Gévora, tendían a apartarlo del fuerte de San Cristóbal, al abrigo de cuya artillería tenía perfectamente cubierta su derecha. Su frente lo protegía el río Gévora. Por ese motivo la artillería francesa había disparado, el 18 de febrero, muchos proyectiles de obús, para hostigar al campamento español. Se dio orden, para eludir la lluvia de proyectiles, de mover el campamento hacia el oeste, más allá de los glacis. Este fue el segundo gran error de los aliados. Al hacerlo disminuían la eficacia de la cobertura proporcionada por la artillería del recinto y dejaban un boquete entre éste y el ejército.

El siguiente paso de Soult fue cruzar el Guadiana y el Gévora. El día antes habían llegado desde Sevilla, capital de la circunscripción atribuida al ejército francés del Mediodía, los materiales precisos para construir pontones. Además, los agresores tuvieron la suerte de que ambos ríos, muy crecidos por las intensas lluvias de las semanas anteriores, habían comenzado a bajar el nivel de sus aguas.La división mandada por el general Girard cruzó el Guadiana sobre pontones y después el Gévora, que, según describen los oficiales franceses participantes en la batalla, tenía las orillas muy fangosas. Una intensa niebla ocultó los primeros movimientos a los ojos de los españoles, cuya posición sobre las alturas de Santa Engracia y del actual Gurugú hubiera sido por sí misma suficiente garantía de fácil defensa.