El problema de la suciedad que deja tras de sí la celebración de los mercadillos de los martes, en la explanada junto al puente Real, y de los domingos, en El Nevero, persiste y el concejal de Limpieza, Alejandro Vélez, insiste en que la única solución es sancionar a quienes no respetan las ordenanzas municipales. Es lo que ha vuelto a trasladar al concejal de Mercados, Eladio Buzo, que ha abordado esta situación con el representante de los vendedores ambulantes y también lo ha puesto en conocimiento de la concejala de Policía Local, María José Solana. «Esto es una cadena y veremos si funciona, aunque yo hasta que no lo vea estaré escéptico», reconoció Vélez, que no es la primera vez que se queja de la falta de apoyo de otras delegaciones para tratar de poner solución a este problema.

El concejal explicó que, aunque durante la celebración de los mercadillos hay agentes de la policía local velando por su buen desarrollo, no ocurre igual cuando finaliza esta actividad, por lo que no hay vigilancia sobre el cumplimiento de la ordenanza de limpieza. «El problema es que cuando no se está encima de ellos, hacen caso omiso a su obligación, que es dejar estos espacios en buen estado». Vélez asegura que cuando ha habido presencia policial tras el cierre de los puestos, se ha comprobado que estos espacios se quedaban en mejores condiciones, «pero hemos vuelto a las andadas», lamenta. «Yo creo que ya no hay nada más que hablar, lo que hay que hacer es actuar y sancionar. Incluso hasta el mismo representantes de los vendedores se lo ha reconocido al concejal de Mercados, que hay que empezar a multar al que no cumple», insiste.

Los vendedores se defienden de las críticas del concejal de Limpieza señalando que la mayoría cumple con su obligación y que con sus declaraciones los perjudica. Vélez asegura que sabe que no son todos responsables de esta situación, pero tampoco «una minoría» por el estado en el que quedan estos espacios y replica que quienes incumplen son los que están «perjudicando» al colectivo. El concejal explica que se reparten bolsas y que hay «numerosos» contenedores distribuidos por ambas zonas, por lo que considera que no hay excusa para lo que sucede. «Dicen que hay actividades que generan mucha más suciedad, pero son una vez al año, esto es dos veces por semana durante todo el año», apunta.

A las limpieza de los espacios que ocupan los mercadillos se destinan seis operarios, una barredera y un camión recolector durante una media de entre tres y cuatro horas. «Estoy convencido de que si cada uno dejara limpio su parte, con una máquina y dos trabajadores en una hora estaba todo recogido y el resto del personal se podría dedicar a otras tareas en la ciudad», afirma. Vélez señala que en el recinto de El Nevero, al estar vallado, la basura es más fácil de retirar, pero alerta de que en el caso del mercadillo de los martes, mucha basura acaba en el cauce del río, con el daño medioambiental que ello supone.