No se lo pueden ni creer. Los vecinos de Suerte de Saavedra han recibido como si fuese maná la noticia de que su barrio va a acoger el futuro estadio del Club Deportivo Santa Teresa, un equipo que actualmente juega en la máxima categoría del fútbol femenino y que podrá atraer a este barrio marginal un gran beneficio, que la propia asociación de vecinos interpreta como «un revulsivo social y económico». Se lo tienen que creer, porque el propio alcalde, Francisco Javier Fragoso, lo anunció en un acto público, en el de cesión del estadio del Nuevo Vivero al CD Badajoz. Fragoso lo dijo para justificar que el equipo de mujeres futbolistas, que ha demostrado su categoría llegando a lo más alto y llevando con ellas a la ciudad, también tendrá su sede, en la que el ayuntamiento invertirá un millón de euros, con fondos de la Estrategia de Desarrollo Sostenible e Integrado (Edusi).

Este dinero ya estaba anunciado y reservado para un proyecto deportivo y de ocio en Suerte de Saavedra, tan necesitada como se encuentra esta barriada de instalaciones públicas y de acciones que motiven y ayuden a su población. Mira por dónde ha coincidido con que el Santa Teresa no puede seguir jugando en el Viejo Vivero en un campo de césped artificial dividido en dos de fútbol 7, porque las líneas complican las retransmisiones de televisión. Solución: el millón de euros de Suerte de Saavedra será para un nuevo campo de fútbol que el ayuntamiento ya había anunciado para el equipo femenino y, debajo de las gradas, se habilitarán instalaciones para los colectivos del barrio.

Bien por ellas, porque tendrán unas instalaciones propias en las que recibir a sus rivales, y bien por los vecinos de este entorno, pues atraerán no solo jugadoras, afición y familiares, también movimiento económico y puede que más inversiones públicas en dotaciones, porque cuando esperamos visita arreglamos nuestra casa con más esmero.

Queda por ver el destino de las instalaciones que irán debajo del graderío. El ayuntamiento de momento no se ha mojado. Solo dice que valorará las diferentes peticiones del barrio. Muchos años llevan pidiendo estos vecinos un centro de mayores, tantos como el ayuntamiento negándoselo.

Según el presidente de la asociación vecinal de Suerte de Saavedra, Fernando Gonçalbes, hace 17 años se pidió por primera vez este recurso para el barrio. Desde hace 17 años la respuesta del ayuntamiento ha sido negativa. Bueno, no exactamente. La verdad es que la respuesta negativa ha sido del equipo de gobierno, no de toda la corporación municipal, pues la petición se aprobó en pleno por unanimidad. Fue hace cuatro años. De nada sirvió. Han recogido firmas en change.org, se han manifestado con pancartas en la plaza de España e incluso están dispuestos a acudir al Defensor del Pueblo para lograr lo que consideran de justicia. La última vez que la asociación llevó el asunto a una sesión plenaria -han sido unas cuantas- la respuesta fue que no había locales en la barriada para un centro de mayores. Ahora esa excusa no sirve. El barrio se va a dotar de un espacio para sus colectivos. Pero el gobierno municipal no se lo garantiza. No lo hizo el primer teniente de alcalde e inminente próximo alcalde de Badajoz, Ignacio Gragera, que en la reunión que mantuvo con los representantes vecinales no les dio ninguna seguridad. A pesar de que Ciudadanos, partido al que pertenece Gragera, defendió en la última precampaña electoral que Suerte de Saavedra tendría un centro de mayores. También el PP ha reconocido que es una necesidad. Lo hizo cuando su grupo parlamentario presentó una enmienda a los presupuestos regionales incluyendo una partida de 40.000 euros ampliable a 400.000 destinados a unas nuevas instalaciones para las que el consistorio estaría dispuesto a ceder los terrenos. Ahora pueden demostrar que no lo hicieron con la boca chica. A ver si hay suerte.