TQtuizás ustedes hayan escuchado hablar alguna vez de un personaje de la antigua Roma llamado Cayo Suetonio Tranquilo. Se le suele conocer como Suetonio. Esto que les cuento viene muy bien ahora, cuando acaba de celebrarse en Mérida un importante congreso relacionado con la cultura clásica. El fulano en cuestión ejerció durante los reinados de los dos emperadores hispanos -no españoles- Trajano y Adriano y nació durante el de Vespasiano. O sea, vio la luz hacia el 70 d. C. y dejó este mundo pasado el 126. Su familia tenía sextercios, pero el chico, en vez de hacer lo que todos los de su clase y condición se dedicó al estudio de la literatura, la gramática y la retórica. Vamos, que su padre no debía estar muy contento. ¡De tan buena familia, siendo gente de orden y al niño le da por las letras! Una desgracia como otra cualquiera. Acabó siendo abogado. Y, como tenía buenos amigos, e influyentes, se le nombró, en época de Trajano, superintendente de las bibliotecas públicas y responsable de los archivos oficiales. Hoy habría estudiado Biblioteconomía, pero, peor para él, no nació en Badajoz. Durante el reinado de Adriano, el emperador lo nombró, ni más ni menos, que responsable de su correspondencia oficial, cargo que, como es de notar, resultaba muy delicado. Acabó mal. Dicen las malas lenguas que se tomó demasiadas libertades con la emperatriz. Y eso, claro, estaba muy mal visto y era muy peligroso.

Suetonio escribió una obra famosísima, titulada "Vida de los Césares" donde trazó la biografía de once emperadores y de Julio César. Precisamente a nuestro gran historiador se debe el haber recogido la frase del gran Julio: "Es necesario que los míos estén tan exentos de sospecha como de crimen". Que es la misma, también transmitida por Plutarco -otro gran escritor latino-, de "La mujer de César no sólo ha de ser honrada, sino también demostrarlo". Ambas exclamaciones - o una, transmitida en dos versiones - las pronunció el mencionado divino calvo cuando repudió a su mujer.

Recomiendo la lectura de la obra de Suetonio, sobre todo a aquellos y a aquellas cuyo cónyuge -de hecho o de derecho- sea de igual profesión y tenga responsabilidades en cualquier administración. Yo conozco varios casos por aquí y, también, algo más lejos. No se si leen a Suetonio, pero no les vendría mal.