Emilio El Mago vivió e hizo vivir ayer una tarde mágica. Estrenaba su último reto: hacer desaparecer a una mujer. Lo consiguió y el público le premió con un gran aplauso.

Cientos de personas se congregaron delante del escenario instalado en el parque navideño de Conquistadores para ver el show del mago pacense. En una caja de madera de pequeñas dimensiones, elevada sobre una plataforma, fue donde Emilio invitó a entrar a su ayudante Elena, vestida con pantalón y camisa negra. Una vez en el interior, atravesó la caja con una estructura cónica para que el público viese que no había nada dentro y, para dar más emoción a su proeza, la atravesó con cuatro barras de acero.

"Es imposible que haya salido por ningún lado", comentaba un espectador. "¿Cómo lo habrá hecho?", se preguntaba otro. Mientras, Emilio El Mago comenzó a deshacer lo hecho: quitó las barras de acero, la estructura cónica, abrió la caja y...Elena salió sana y salva y con un vestido blanco y negro.

En apenas cuatro minutos el mago, que ya ha conducido a ciegas y ha logrado escapar de un saco tras ser atado con cuerdas y correas en otros de sus retos, dejó a gran parte del público con la boca abierta con su último número.

Es la primera vez que este mago, que ejerce de profesor en un instituto de Santa Marta de los Barros, se atrevía con una desaparición. Antes del espectáculo reconoció a este diario que sentía "cierta tensión" por ser el día del estreno, "aunque esa sensación también es buena para el espectáculo", aseguró.

No fue el único truco. Ayudado por Rubén y Amalia, dos niños del público, pinchó un globo para sacar una botella; adivinó qué carta había escogido uno de ellos; y sacó un pañuelo de un refresco.

"Recuerden, mi nombre es Emilio El Mago y nos veremos la próxima Navidad", dijo. Y es que ya piensa en otro reto.