Los vecinos de un edificio de 27 viviendas de la travesía de Felipe Trigo, en Suerte de Saavedra, han decidido reunirse mañana para decidir qué hacer después de conocer que los restos de una nave que fue derribada en su manzana hace cinco meses contienen amianto, un producto prohibida desde 1984 por la Unión Europea por ser cancerígeno.

Los vecinos se han alertado cuando hace una semana vieron trabajar en la parcela donde antes hubo una nave que albergó un taller mecánico y concesionario de vehículos, a un grupo de operarios con grandes medidas de seguridad. Eso les hizo pensar que ellos podrían haber corrido algún riesgo. Ahora saben que la nave tenía una cubierta de fibrocemento, uralita, con un 30% de amianto en su composición.

María Eugenia Carretero explicó que los vecinos temen haber estado expuestos al polvo con elementos de amianto y que se reunirán mañana para conocer la situación e informarse, si reciben antes respuesta a las preguntas que ha planteado otra vecina, Alicia Mendoza, embarazada, que con su marido, Manuel Ferrera, y sus dos hijas de 4 años y 15 meses viven en un cuarto piso del edificio Isabel.

Alicia Mendoza se movilizó al ver a los trabajadores de la empresa catalana AGD, especialista en desamiantado, y preguntarles por las medidas de seguridad. Se enteró de que había amianto y llamó repetidas veces al ayuntamiento, ha mandado un escrito a la Junta y preguntado en su centro de salud; ahora espera alguna respuesta sobre la peligrosidad de haber estado expuesto al amianto. Esta vecina asegura que en su casa entró gran cantidad de polvo y teme que pueda producir algún daño a sus hijas.

Alfonso Alegre, consejero de AGD, manifestó en declaraciones telefónicas que su empresa está especializada en este tipo de trabajo, desmontaje y recogida de restos contaminados con amianto, por lo que los empleados "llevan todas las medidas de seguridad necesarias para su protección", botas, buzos, guantes de látex y de serraje, máscaras y cascos, además de seguir un protocolo de limpieza, tirar los monos y uso de duchas con filtros especiales.

El amianto se utilizó mucho en los años 40 y 50 porque era un buen aislante, hasta que se detectó que era un producto cancerígeno en determinadas condiciones, "que no se dan en esta obra", dijo, por lo que en su opinión, "no hay ningún peligro para los vecinos ni el entorno". En esta obra se retirarán entre 40 y 50 toneladas de restos contaminados, que tratan con un líquido adhesivo especial para fijar el amianto y evitar que se desprenda. Esta operación se hace en tres triajes: una al recoger los restos, otro cuando ya están en la zona de limpio y un tercero durante la carga.[subtitulo1.145]

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