María trabaja como cuidadora en el centro de menores Marcelo Nessi desde hace seis años. Ahora se encuentra de baja laboral y no es la primera vez, aunque el motivo ha sido siempre el mismo: "Tengo pánico a entrar al trabajo", reconoce. "Ya he estado de baja tres o cuatro veces, no son largas, porque en casa tampoco se está bien y quiero venir, pero tengo miedo", relata. Esta trabajadora no ha sufrido ninguna agresión física "importante, gracias a Dios", aunque ha sido testigo de las que han sido objeto algunos compañeros y asegura que los insultos y las amenazas por parte de los internos "son constantes".

A su juicio, las instalaciones no están acondicionadas para albergar un centro de cumplimiento de medidas judiciales para menores porque "faltan medidas de seguridad". A ello se añade, según María, que los cuidadores están desempeñando unas tareas que no corresponden a su categoría profesional.

Esta trabajadora afirma que la sensación de temor con la que acude a su puesto de trabajo es compartida de forma general por el resto de compañeros y que son muchos los que están esperando a una convocatoria de plazas por parte de la administración para cambiar de trabajo. También esperan desde años un nuevo centro, para el que se cedió terreno y cuyo proyecto ya adjudicó el anterior gobierno regional. "Estas instalaciones nunca han estado preparadas. Con los diez o doce internos que había en su día se podía controlar, pero ahora está lleno y se va de las manos como se está viendo", reprocha esta cuidadora.