Los restos de las necrópolis hallados en las intervenciones arqueológicas de urgencia llevadas a cabo en los terrenos del ferial revelan que en esa zona hubo una gran villa romana. Ubicada en un sitio estratégico, en una vega rica, entre los ríos Guadiana y Caya, esa villa se estableció cerca de una vía de comunicación importante que unía Lisboa con Mérida y Badajoz. Los estudios arqueológicos realizados hasta el momento apuntan a que los asentamientos romanos en la ciudad son más importantes de lo que se pensaba inicialmente, según explicó ayer el arqueólogo Pedro Matesanz en las jornadas sobre arqueología que se celebraron en Badajoz.

Este arqueólogo dirigió las intervenciones realizadas en el ferial, en 1998, cuando se construía el parque de ocio Lusiberia en la finca Céspedes, y apareció junto al edificio central de hormigón, en el extremo nordeste del parque, restos de una necrópolis del siglo IV y V de la era tardorromana. A poco más de 400 metros se descubrió otra necrópolis hispano visigoda.

Aunque los restos hallados, correspondientes a cerca de una veintena de individuos, estaban muy degradados y las actuaciones no fueron muy extensas existe una hipótesis, en la que están inmersos los científicos, que apunta a que podría haber habido continuidad en esa villa. Es decir, "que nunca se despobló, no parece que haya un momento de abandono total, sino que después se repobló con pobladores hispano visigodos".