TDtecía Eliot que abril es el mes más cruel. Y eso lo dijo sin ni siquiera haber visto este abril otoñal ni a Badajoz asquerosamente embarrada en abril.

Puede que la culpa la tenga el tiempo --aunque no sé distinguir si el clima o la meteorología--, que sigue portándose como un extraño, y ha convertido a las tradicionales mil lluvias en millones de chubascos y a las obligadas flores en capullos arrastrados por el viento.

Pero anda la ciudad despistada entre socavones, ruinas, basuras mojadas y locales vacíos, porque tampoco aquí parece aposentarse la primavera. Y el Guadiana no tiene quien le mire.

Dicen que el tiempo --otra vez no sé si el clima o la meteorología-- lo impide. Puede que llegue mayo pronto. Puede que llegue y traiga flores sin alertas ni ruido y las calles se limpien, las plazas se iluminen, la alcazaba se anime y la gente se ponga ropa nueva en el paseo para mirar al río y perdonarle tanto color oscuro, tanto invierno en sus aguas, tanta desidia.

Puede que así suceda y saludemos los ciudadanos su alegría. Por eso el ayuntamiento no pierde la esperanza. Ante tanta ruina y tanta catástrofe avanzando en el tiempo --clima o meteorología--, se ha propuesto levantar la moral y la salud al ciudadano. Liada la manta, está colocando aparatos de colores en los parques, incluso antes de que la primavera acuda.

Con ello no arreglará la alcazaba, ni el casco antiguo, ni ordenará las calles o recogerá las basuras. Irá más allá: convertirá a ciudadanos antiguos en niños de tobogán, subiendo hasta el cielo en los columpios, haciendo la tirolina, riendo como hacen los chavales cuando juegan. Deletrearán los beneficios: fortalecimiento de músculos, mejora cardiovascular.

Creerán en lo que leen y agradecerán el esfuerzo de su ayuntamiento, tal vez un rato antes de que vuelva a llover sobre los aparatos y se averíen, o los rompa un vecino que no escuchó cómo llegaba mayo. Pero, si viene mayo, ¿cómo serán las flores que broten en el césped artificial de las rotondas?