Reconozco que me ha sorprendido ver tan pronto a varios operarios reparando los agujeros de la avenida Reina Sofía, más conocida como Circunvalación. Empezaron sólo cuatro días después de que el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, mantuviese una reunión con el director general de Infraestructuras de la Junta de Extremadura, José Luis Andrade, para valorar la situación de esta vía y las medidas que se iban a adoptar para poner solución a los múltiples baches que se habían acrecentado con las incesantes y copiosas lluvias de las últimas semanas. No estamos acostumbrados a que las administraciones reaccionen como un resorte para poner solución a problemas urgentes.

En este caso, puede que no haya sido tan rápido si se tiene en cuenta que la avenida llevaba semanas sembrada de agujeros y que el consistorio tuvo que remitir una carta, acompañada de fotografías, al Gobierno regional para que se hiciese cargo de la situación. Hasta ese momento, pocos sabían que Circunvalación no depende de la Administración local sino de la autonómica. Desde luego los adictos a las redes sociales lo desconocían, porque ya se habían encargado de poner repetidamente verde a los responsables municipales. Razón no les faltaba y es comprensible que enfoquen el objetivo en la dirección más lógica, pues no se entiende que aún existan en la ciudad avenidas completamente urbanas que no dependan del ayuntamiento sino de otras administraciones.

El problema no sería tal si cada dueño se encargase de mantener las criaturas que le pertenecen. Pero parece que, en el caso concreto de Circunvalación, el propietario ha hecho caso omiso de sus obligaciones. El concejal de Infraestructuras, Jesús Coslado, aseguraba que desde que él está en el ayuntamiento (ésta es su segunda legislatura) no recuerda que la Junta haya asfaltado esta avenida. Ha tenido que caer la mundial para que la calzada se vuelva impracticable y nos enteremos de que debe ser el Gobierno regional el que la repare. Tampoco sabíamos que reservaba una partida de casi 400.000 euros presupuestada para este fin. Concretamente, 388.449 euros. Tanta exactitud denota que la tenía bien estudiada. Nos enteramos la semana pasada, después de que el ayuntamiento escribiese la carta pidiendo el bacheo urgente. Una vez que el Gobierno regional acometa esta actuación y deje flamante el vial, parece ser que la titularidad pasará al consistorio, como ya ocurrió con la avenida Carolina Coronado y con la entrada de la carretera de Cáceres, que tampoco eran suyas. Ambas formaban parte del callejero de la ciudad y lo lógico es que la administración más próxima se haga responsable de lo que se puede revisar con solo asomarse por la ventana, sin tener que depender de intermediarios o de intereses partidistas.

Dice el alcalde que su forma de actuar es y será que el ayuntamiento asuma la titularidad de las infraestructuras que ya forman parte de la ciudad, siempre que su anterior propietario las entregue en perfecto estado de revista y con la condición de que su uso no sea interurbano. Es lo que le ocurre a la BA-20, más conocida como la autopista, que la Administración local no asumirá mientras siga soportando tráfico pesado porque no existe una carretera alternativa que circunvale la ciudad. Como premisa es loable, si de verdad se ponen manos a la obra las administraciones implicadas, para de una vez por todas desenmarañar el lío de titularidades en el entramado viario de la ciudad y que sea el ayuntamiento el que lo mantenga, si es que puede y quiere.