La torre de Espantaperros, uno de los monumentos más emblemáticos del Badajoz histórico, se abrirá al público con visitas previamente concertadas, informó ayer el alcalde Miguel Celdrán tras el recorrido que hizo acompañado de parte de la corporación, para conocer el resultado de las obras de rehabilitación, que comenzaron en junio del 2003 y en las que se han invertido 298.000 euros, con cargo al 1% del Ministerio de Cultura. Las visitas ya se pueden solicitar.

El presidente de la Asociación Amigos de Badajoz, Antonio Manzano, comentaba ayer que posiblemente esta torre no era visitable desde hace muchos años, pues en el recorrido que este colectivo organizó hace dos semanas --que finalmente no pudo llevarse a efecto-- había gente de avanzada edad interesada en subir al monumento, porque nunca antes había tenido oportunidad. Hace más de treinta años, cuando estaba allí el museo arqueológico, la torre era visitable, previa petición de la llave. A partir de ahora, según Celdrán, se podrá subir y disfrutar a la altura de sus almenas de la mejor vista de la ciudad. Las visitas deberán hacerse en grupos reducidos, dadas las escasas dimensiones de las dos plantas.

El alcalde aprovechó para pedir disculpas a los ciudadanos que hace dos semanas quisieron subir pero la visita se suspendió porque la obra aún no estaba inaugurada.

SIN CAMPANA De época almohade, la torre de Espantaperros, denominada también de la Atalaya, del Reloj y del Alpéndiz (equivocadamente, según algunas teorías), se debe al califa Abu Ya qub Yusuf y fue construida en 1173. De forma octogonal, es una de las torres albarranas que protegían la alcazaba.

En el siglo XVI se construyó en la parte superior un templete, que ahora también ha sido rehabilitada, para albergar una campana que marcaba las horas, de ahí su nombre de torre del Reloj. La denominación de Espantaperros le viene porque con el sonido de la campana ladraban los perros y no por otras razones de tinte xenófobo. En el siglo XIX la campana se quitó y se encuentra en el Arqueológico.

La obra que se ha hecho ha dejado al descubierto el arco que une el muro principal de la torre con la alcazaba, que estaba tapado por una tapia, así como un andamiaje de madera del siglo XII. En el interior se han eliminado humedades y en el exterior se han restaurado las almenas y los muros, con lucido de mortero de cal cruda. Con todos estos trabajos, la torre de Espantaperros ha recuperado su imagen original, según la recomendación del informe arqueológico, a cargo de la empresa Construcciones y Rehabilitaciones Olivenza.

LA ACTUACION La obra forma parte de un proyecto más ambicioso que incluye la restauración de la muralla y el torreón junto a la galera, que antes de la obra estaban totalmente cubiertos de vegetación, así como los jardines, que ahora se recuperan.

El alcalde subrayó que la rehabilitación es un paso más en la recuperación de la alcazaba de Badajoz y del caso histórico, aunque queda aún mucho por hacer, para lo cual reclamó un proyecto definitivo plurianual con la implicación de otras administraciones. El ayuntamiento presentó al 1% cultural un proyecto integral, que no llegó a aprobarse y volverá a remitirlo. También mencionó la posibilidad de habilitar la nave de la galera, para destinarla a los actos protocolarios, que ahora usa el arqueológico de almacén.