La terrible coincidencia de dos accidentes mortales en las carreteras extremeñas en las últimas horas nos hacen mirar al estado de nuestras vías y del resto de las comunicaciones de la región justo ahora que estamos en plena reivindicación del AVE. Y aunque lo primero es lamentar las pérdidas de vidas humanas, en esta ocasión el balance no pudo ser más dramático con cuatro fallecidos, tres de ellos de una misma familia en la EX-209, la antigua carretera que une Badajoz y Mérida, parece como si la actualidad nos quisiera poner de frente y de la manera más brusca ante nuestra tozuda realidad.

Y no hablo de situarnos en contra de la llegada del AVE a Extremadura. Al contrario. Ahora es el momento de seguir con fuerza en su reivindicación. Pero que los árboles no nos quiten la visión del bosque.

El AVE nos conectará con el resto de España y Europa, así como con Portugal, pero la vertebración de la región por tren debe realizarse con la mejora de la red convencional de ferrocarril la cual se encuentra en el estado calamitoso que todos conocemos.

De la misma manera las mercancías que sacaremos de Extremadura de forma más competitiva en un futuro tren rápido tendrán que llegar a la estación por carretera, muchas de ellas secundarias y casi tercermundista como la famosa y olvidada Ex-209. El triste accidente de esa familia de Guadiana del Caudillo nos hizo poner la lupa en esa carretera. Sin un sólo kilómetro de arcén. Sin todos los accesos a las más importantes poblaciones terminados. Y donde el tráfico pesado de las industrias de la zona se mezcla mortalmente con los turismo de la mucha gente que vive en esa zona de las Vegas Bajas.

La voluntad política para priorizar en este u otro ámbito es importante. Pero lo son más los recursos económicos. Y en Extremadura desgraciadamente son cada vez más limitados. Según el último informe que hemos conocido esta semana de la Agencia Tributaria, siete de los diez municipios más pobres del país son extremeños; y cada vez nos alejamos más de la renta media nacional. No nos hagamos trampas al solitario.