Parece que los trabajos para poner solución al mayor socavón que jamás se ha abierto en la ciudad llegan a su fin. El alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, aseguró ayer que antes de 15 días podrá restablecerse el tráfico en el cruce del puente Nuevo con la avenida de Santa Marina, cortado en la entrada del paseo Fluvial hacia la avenida del Guadiana desde que el pasado 16 de marzo un camión de gran tonelaje se hundiese literalmente en el asfalto, debido a la rotura de un viejo colector.

El alcalde visitó ayer la zona acompañado del concejal de Aguas, Francisco Javier Fragoso. Lo único que falta para culminar la obra es rellenar 30 centímetros con zahorra, conectar el acerado con sus bordillos, sembrar césped y replantar los árboles. Celdrán subrayó que en los trabajos de reparación "no se han escatimado esfuerzos ni técnicos, ni humanos, ni económicos". Este diario ya informó de que el coste rondará 1,5 millones de euros y el ayuntamiento solicitará una ayuda al fondo estatal para daños del temporal.

DIFICULTAD Tras el hundimiento del camión, el plan de obra que se trazó fue construir un túnel de hormigón desde el agujero al caño de la Cambota (50 metros) al objeto de encauzar los colectores rotos "para que en ningún momento puedan entrar en carga y produzcan una nueva avería", según explicó el jefe del servicio y director de la obra, Juan José Gómez. La mayor dificultad ha estribado en que aproximadamente un tercio de las aguas fecales de la ciudad desembocan en este punto, un caudal que se incrementaba con las tormentas.

Para el nuevo colector, que es el emisario general, se optó por enormes cajones de hormigón (cada uno pesa 12 toneladas) y el suelo colocado tuvo que ser "especial" porque requiere que sea flexible para que no se parta por el peso. Los cajones (calculados para soportar 60 toneladas de cargas móviles) se sellaron por dentro y por fuera para evitar cualquier filtración y se impermeabilizaron con betún. En la curva del túnel hubo que fabricar la estructura in situ .

Además, apareció un colector por debajo cuya existencia se desconocía y afectaba al paso del nuevo de hormigón, por lo que hubo que fabricar una estructura de hormigón y conectar los dos rotos con el emisario, que se hicieron a medida. En uno de estos colectores se ha reforzado el interior con fibra de vidrio cuya dureza es tres veces superior al hormigón y cuya vida estimada es de 50 o 60 años.

NUEVAS TECNICAS En los trabajos se ha empleado una nueva técnica con sondas radioeléctricas con un rastreador para ver desde la superficie lo que había por debajo. Asimismo, han utilizado un método basado en colorear de rojo el agua para seguir su trayectoria.

También se han visto afectadas dos tuberías de abastecimiento: la que unía el Bote con la Luneta y la que abastece la margen derecha de la autovía, además de la red de gas, la fibra óptica y una línea eléctrica de alta tensión. Sin embargo, ninguno de estos servicios se ha tenido que cortar en ningún momento, según destacó el alcalde.

Los datos: 9.000 metros cúbicos de excavación, 7.000 entre zahorra, garbancillo y arena y 800 de hormigón. Juan José Gómez subrayó que con todo lo que se ha hecho en este punto de la ciudad, el resultado "tiene garantía de por vida".