Una cosa es la pintada como medio de expresión, a veces sabia e ingeniosa, a veces reivindicativa, y otra destrozar el patrimonio histórico y artístico, so pena de un alarde ideológico que si fuese todo lo inteligente que se pretende, no mancharía los muros de una arquitectura de los siglos XIII al XVIII. Al margen de lo más o menos gracioso del mensaje, su autor ¿lo haría en su casa, que seguro que no tiene elementos góticos, del renacimiento y barrocos?