No esperaba para este año 2019 grandes cambios en la mejora del ferrocarril. No hay que levantar falsas expectativas que después generen frustración y más desconfianza. Este año deberán ejecutarse obras de mejoras de las infraestructuras antiguas y las nuevas para que entren en funcionamiento a principios del 2020. Es de esperar que las obras incluso generen alguna repercusión negativa en el día a día, pero que permitan ir mejorando el servicio.

Pero el año ha empezado fuerte en cuanto a incidencias, y no precisamente motivadas por las molestias de las obras, sino por las deficiencias graves de gestión del servicio. Hace unos meses el tren se quedó sin gasoil y lo resolvieron con algunos ceses. Nombraron un nuevo responsable y nos dijeron que todo iría a mejor. Ahora ha empezado el año con graves averías acumuladas y nos dicen que pondrán un mecánico en cada tren. La sensación es que nos toman el pelo, y que piensan que tienen derecho a hacerlo permanentemente. El culpable de lo que pasa no es Ábalos o el ministro de turno, ni nos interesa entrar en el debate de culpables, que siempre serán los anteriores o los adversarios. Pero sí es el responsable y debe dar respuesta urgente a los problemas. Ya lleva muchos meses para responder a los pequeños problemas de gestión del servicio. Que los dos primeros días del año se acumulen tantas incidencias de averías no puede ser mera casualidad. Hace meses nos dijeron que cambiarían los trenes y traerían a unos mecánicos a la región mientras se construía un taller. ¿Se dotó a la región de esos mecánicos para atender las reparaciones? ¿Cuántos había estos días de servicio?. ¿Nos vamos a creer ahora que habrá un mecánico en cada tren?.

Sin confianza no puede haber una sociedad que avance. En pleno siglo XXI, en uno de los países más avanzados del mundo, no es admisible que uno se monte en un tren con la incertidumbre de si llegará o le dejará tirado en medio del campo. Nos pueden enredar para seguir esperando a que concluyan las obras, pero no es admisible más espera para confiar en que un simple tren como el que tenemos no nos deje tirado en medio del campo. La paciencia se ha agotado para aceptar tantas incidencias. Necesitamos recuperar la confianza. ¡Basta ya!