Termina la semana del turismo en nuestro país con la celebración de Fitur, la feria internacional del sector. Un evento que este año crece en expositores y en previsión de visitantes. Síntoma y reflejo de que el turismo sigue funcionando como motor económico. Fitur es el escaparate mundial del turismo donde hay que estar sí o sí. Allí se hacen contactos, negocio y promoción de la oferta turística.

Y en Fitur ha estado un año más Extremadura representada por el amplio sector turístico de la región; con un stand vistoso y atractivo que mostraba en la portada dos espectaculares fotos de Cáceres y Badajoz. Un espacio diáfano y abierto, que invitaba a entrar a todos los que quisieran visitarlo. Creo que los diseñadores trataron de reflejar lo que somos: una tierra hospitalaria, solidaria y generosa. Nuestra mejor carta de presentación junto con la calidad.

Y el sector acudió unido a Fitur. Atrás quedaron aquellos años en los que la oferta turística de Extremadura se presentaba en esta feria por separado. Es cierto que todos quieren su espacio. Porque en Fitur, el tamaño sí importa. Y ese debe ser un objetivo. Pero siempre desde la concertación y el trabajo conjunto. Y me consta que se está haciendo.

Este año además se recuperó el Día de Extremadura con un sencillo acto institucional, donde se reconoció el trabajo de seis mujeres pioneras en la gastronomía tradicional extremeña. Nada de grandes fastos. El objetivo de esta celebración debe ser respaldar y apoyar al sector.

El turismo ocupa un peso importante en la economía extremeña y la previsión es que siga creciendo. Pero hay que creérselo, tanto desde la iniciativa privada como publica.

Los retos para el turismo extremeño son todavía muchos. Pero la conectividad es urgente e ineludible. Ahora que viajar está de moda tenemos que conseguir que venga más gente y sin buenas comunicaciones, Extremadura estará en desventaja.