Los universitarios tienen más opciones de encontrar un hueco en el mercado de trabajo que aquellos que carecen de formación, pero más de 40% de los licenciados trabajan en puestos que requieren, como mucho, haber superado simplemente la Secundaria.

Esta es una imagen real del panorama que ayer se dibujó en el Seminario Educación y modelo productivo: ¿Qué cambios se necesitan? que organizó la Fundación Caja de Extremadura en la Facultad de Ciencias, en el campus pacense, para abordar las posibles soluciones a los desajustes existentes en la actualidad entre la formación que ofrece el sistema educativo y las necesidades del sistema productivo. Las distintas ponencias corrieron a cargo de especialistas nacionales de reconocido prestigio en el análisis de los problemas económicos y educativos.

Entre los ponentes estuvo Josep Lluis Raymon, de la Autónoma de Barcelona, que habló sobre El rendimiento privado: ¿Es rentable en España ir a la universidad? . "La respuesta es sí", contestó sin rodeos. Señaló que "ir a la universidad constituye un mecanismo de inserción laboral", sobre todo cuando, paradójicamente, hay más paro. Por otro lado, sigue habiendo carreras con más salidas que otras, como por ejemplo Derecho Económico y Administración y Dirección de Empresas, porque son "carreras comodines que sirven para desempeñar tareas muy diversas".

Ocurre sin embargo, según este experto, que el puesto de trabajo que desempeñan los universitarios no está acorde con las capacitaciones adquiridas, en el sentido de que están subempleados. Este especialista distingue entre la "sobreeducación de entrada" y la que se obtiene a lo largo de la vida laboral, porque es posible que una persona termine una licenciatura y de entrada realice un trabajo para el que está sobrecualificado, pero sus probabilidades de promoción aumentan al tener un título universitario.

Procedente de la universidad Pompeu Fabra, Sergi Jiménez habló de las causas y consecuencias del abandono temprano de la educación y puso sobre la mesa la deficiente estructura de la educación Secundaria en España "en la que no se ha invertido lo suficiente", según dijo. "La Secundaria no está bien diseñada", recalcó y explicó que los fallos se producen en la organización y "en ser capaz de no perder estudiantes por el camino".

Según aportó, en la ESO la tasa de repetición sobrepasa el 50%, más incluso para los varones, "y eso no puede ser". Las consecuencias son que muchos de estos alumnos no tienen la suficiente motivación para continuar en niveles superiores, combinado con que la Secundaria "está realmente mal organizada en España, se dan títulos que tienen poco valor de mercado y cuando lo tienen compiten con títulos universitarios que son muy similares".

El resultado es que más del 30% de la población no tiene el "nivel mínimo requerido" para estar "cómoda" en el mercado de trabajo, es decir, alcanza Primaria o menos, y "así no se va a ningún sitio". La solución pasa, según este especialista, por rediseñar la Formación Profesional, la primaria y, de paso, la superior.

Crisis

El seminario fue inaugurado por el presidente de la Fundación Caja de Extremadura, Jesús Medina, y la consejera de Educación, Eva María Pérez. El primero justificó la necesidad de organizar este debate en que en la primavera del 2007 y el otoño del 2008 "han ocurrido cosas muy importantes que están socavando los cimientos más sólidos del sistema financiero y económico" y para superar la crisis económica son necesarias "profundas reformas estructurales". Según él, los pilares para resolver la crisis son la productividad, competitividad, la reforma laboral, modificar el modelo educativo y un cambio institucional.

Pérez dijo que el seminario tenía mucho que ver con el fin de diseñar otro modelo productivo, cuyas bases ya se han marcado en Extremadura a través del Pacto Social y Político, que tiene como eje central es la Ley de Educación de Extremadura. Apuntó que hay quien piensa que la mejor política social es el empleo. Pero matizó que "la mejor política social y económica es la educación y la formación", porque el modelo económico dependerá en buena medida de cómo se haya formado el capital humano y "que sea flexible, con capacidad de adaptarse a los cambios en un mundo cargado de incertidumbres".