La barriada de Antonio Domínguez tiene un problema «claro» de accesibilidad y, aunque solucionarlo es «complejo», ya se están estudiando posibles actuaciones para reducir las barreras arquitectónicas. Se trata de una situación que afecta a una treintena de calles, donde las aceras son estrechas y cualquier intervención supondría la desaparición de plazas de aparcamiento, con el inconveniente de que en este barrio no existen parcelas de propiedad municipal que se pudieran habilitar para este uso y contrarrestar así la pérdida de estos estacionamientos.

El concejal de Urbanismo, Carlos Urueña, reconoció que este asunto acaba de ponerse sobre la mesa y que, de momento, solo se ha hecho un estudio «muy por encima», pero que la intención del ayuntamiento es seguir trabajando para buscar soluciones globales o puntuales para hacer accesible Antonio Domínguez. Para ello, según afirmó, se contará con la asociación de vecinos del barrio, la Oficina Técnica de Accesibilidad de Extremadura (Otaex) y con la policía local, pues esta última puede aportar soluciones en cuanto a los aparcamientos. «No es algo que vayamos a poder resolver en el corto plazo», apuntó el concejal, quien no descartó acudir a Europa para lograr financiación una vez esté definido qué se va a hacer, porque se trataría de una actuación con un coste muy elevado e inasumible por el ayuntamiento en solitario.

Una de las posibilidades que se plantea es convertir las calles en plataforma única o dejar una única acera ampliándola (ahora miden entre 60 y 80 centímetros, cuando el ancho mínimo que exige la ley es de 1,80 metros). En ambos caso sería imprescindible eliminar aparcamientos en la calle, pues la mayoría de las casas no tienen garajes.

De momento, lo que se va a acometer es una actuación puntual en la calle La Pimienta, que se comunica con la autopista a través de una escalera. Aprovechando un suelo sin uso que hay junto a ella, se construirá una rampa. El proyecto ya se está redactando y en breve se sacará a licitación.