Periodista

La Brigada Plus Ultra II ha concluido esta semana que termina su traslado a Irak. Más de 1.300 hombres y mujeres se encuentran ya en Base España, en Diwaniya. Entre ellos hay más de 600 de la base de Bótoa y un 80% de extremeños; no por ello diferentes, pero sí más cercanos para nosotros, lo que hace inevitable que esta sociedad haya expresado a través de sus instituciones la preocupación lógica y los mejores deseos, algo que comparte todo el mundo: que vuelvan pronto y vuelvan todos.

Lo que no comparte todo el mundo es que soldados españoles estén en una --post--guerra creada y promocionada por otros gobiernos, no ya en función de los intereses de sus respectivos países o de la comunidad internacional, sino de un puñado de ejecutivos de las multinacionales americanas del petróleo y la energía, las finanzas y las armas. Es verdad que Sadam Husein debe ser juzgado como criminal de guerra; no sólo por haber perdido ésta --que también--, sino por todas las barbaries que ha cometido desde hace mucho tiempo. Pero entonces, el sátrapa estaba protegido por esos mismos intereses.

No dejan de ser curiosos unos gobernantes que ignoran a los gobernados, ejercen su mayoría absolut--ist--a; alcanzan el poder, a cualquier precio, y parecen dispuestos a romper el país para ser sus salvadores, mientras se reparten el botín, colocan a sus hijos y sacan lustro a su pequeña imagen añorada de héroes de casimir con el sacrificio de esos extremeños de la única brigada española que mantiene dos misiones internacionales, y de los que trabajan aquí para ganarse la vida y sacar el país adelante. Lo de siempre.