Les han roto lunas a todos los conductores, raro es el que se ha salvado", comentaba ayer uno de los trabajadores de la empresa concesionaria del servicio de transporte urbano en Badajoz, Tubasa. Tal es la situación, que en lo que va de año en los talleres de esta empresa se han tenido que reponer entre 40 y 50 lunas de los autobuses que circulan por la ciudad. Los vándalos les lanzan piedras y otros objetos contundentes (que se quedan en el interior del vehículo) e incluso les han llegado a disparar con escopetas de balines, porque en alguna ventana de metacrilato que habían colocado provisionalmente hasta que llegase la de cristal, han encontrado balines incrustados. Nunca han herido a nadie, "pero el susto es gordo", añade otro trabajador.

Sucede en toda la ciudad, aunque es más frecuente en Suerte de Saavedra, Gurugú o la avenida de Elvas, a la altura de Las Moreras, Cerro de Reyes y también en Las Vaguadas.

INMEDIATEZ Según el gerente de Tubasa, Julián Pocostales, en las últimas dos semanas han roto 6 lunas y para esta empresa ya es "algo que ocurre normalmente". Tanto es así que Tubasa tiene en sus talleres un equipo dedicado en exclusiva a la reposición de cristales rotos y en previsión tiene almacenadas un buen número de lunas para ser colocadas, por valor de unos 30.000 euros. Estos trabajadores sustituyen inmediatamente la luna rota por otra nueva para que el vehículo afectado entre en servicio lo antes posible. Pocostales justifica esta eficiencia en que algunos de estos gamberros lo que buscan es "cuestionar el sistema", de ahí el empeño de la empresa en demostrar que el servicio sigue funcionando.

Cada una de estos cristales cuesta entre 500 y 2.400 euros, (más el porte y la mano de obra) en función del tipo de ventana, pues cada autobús tiene 14 laterales, más las puertas y las dos lunas delantera y trasera y también depende del modelo de autobús. Las más caras son las de Man. Además, no hay compañía aseguradora que contrate una póliza a todo riesgo, con lo cual, es la empresa la que tiene que afrontar este gasto e, indirectamente, los ciudadanos de Badajoz. Y lo peor es que contra estos actos vandálicos no cabe solución, salvo la educación. Según fuentes de la Policía Local es muy difícil atajar este tipo de actuaciones. Hace varios días se produjo una agresión a un autobús urbano en el Cerro de Santa Engracia y el lunes los agentes municipales volvieron a la zona buscando a los culpables, pero no los han encontrado. "Habría que poner un policía en cada autobús y también en cada contenedor de basura, para que no se los carguen", ironiza Pocostales.