Las tradicionales vaquillas del aguardiente volverán a salir de la plaza de San José para atravesar el arco del Peso, bajar por la calle Zapatería, dar la vuelta y subir por la calle El Brocense hasta la plaza Alta por el arco del Toril, para torearlas. Eso ocurrirá dentro de dos años, cuando culminen las obras de todas estas calles, según prevé el presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Pedro Alfaro.

Desde hace varios años la suelta de vaquillas el día de San José, patrón de la barriada, se celebra en la explanada de la alcazaba, donde ayer se concentraron al mediodía más de 4.000 personas, aunque no dejaron de subir y bajar durante toda la mañana desde la plaza de España por la calle San Juan. "La mejor forma de divulgar el patrimonio es precisamente usándolo y disfrutándolo, qué mejor día que hoy", declaró Alfaro, quien valoró el hecho de que se conjuguen la tradición de celebrar al patrón de la ciudad, San José desde el siglo XII, y la que data desde Alfonso IX de que se celebren festejos taurinos.

En la explanada de la alcazaba se colocó una plaza portátil a la que salieron tres vaquillas de la ganadería de Herederos de Bernardino Píriz, que dieron más de un revolcón a los valientes muchachos que se lanzaron a la arena. "Esto es cuna de tradición taurina por excelencia, desde tiempo inmemorial los primeros festejos siempre se celebraban en la plaza Alta y de aquí han salido siempre toreros", apuntaba Pedro Alfaro.

DULCES Y AGUARDIENTE Previamente, la asociación de vecinos había repartido, gratuitamente, más de 140 kilos de pestiños, perrunillas, roscos y pescuezos horneados en el Casco Antiguo, así como cien litros de aguardiente, que se agotaron en menos de dos horas. Como anécdota, el último pestiño se lo comió la concejala de Festejos, Consuelo Rodríguez Píriz, que participó en la jornada festiva, así como otros miembros de la corporación.

Como también manda la tradición, después de haber toreado las vaquillas, se sacrifican y se reparten entre seis conventos del Casco Antiguo.

La Asociación de Empresarios del Casco Antiguo además ha invitado estos días a los vecinos a adornar sus balcones, como era costumbre durante las fiestas, aunque todavía hay pocos inquilinos que se han atrevido a hacerlo. Sí se pudo ver entre las terrazas y las barras callejeras a las azafatas de Tío Pepe regalando botellas a quienes acreditasen llamarse José o Josefa.