Algunos, más allá de los protagonistas, están empeñados en alcanzar gloria y tomar partido con las armas del lenguaje. Definir como "varapalo" un auto judicial contrario a las tesis de la Uex en el asunto del derribo de lo que hoy es la Biblioteca Regional de Extremadura y la Facultad de Biblioteconomía es un arriesgado ejercicio de parcialidad. Sobre todo, cuando el mismo Tribunal consideró, no hace mucho, inejecutable la sentencia que ahora, otro Tribunal, dice que sí es ejecutable. A priori, se observa que es cuestión de gustos, de peritaje o de interpretación porque no resulta congruente que profesionales de más o menos similar formación lleguen a conclusiones tan dispares.

Ahora bien, si es cuestión de varapalos, habrá que analizar con mesura hacia quién va dirigido el palo porque, la verdad sea dicha, el perjuicio, y no sólo ya económico, es para toda la ciudad y pretender enarbolar la bandera del Estado de Derecho, de la exigencia de responsabilidades políticas y de la posibilidad de otras opciones para el entorno es una excusatio non petita más que sospechosa que demuestra la mala fe de quienes iniciaron el proceso, de aquellos que se suman a él con intereses espurios y de los que manipulan el lenguaje para sacar tajada. Al final del camino, todos saldrán, saldremos, trasquilados y las heridas serán tan profundas que tardarán años en cicatrizar.

Tachar de "no demócratas" a los que se oponen, por injusta, por increíble y por incomprensible, a la sentencia del Supremo dice muy poco de su talante democrático y de sus conocimientos jurídicos. En febrero, el Supremo ha rebajado la pena a dos violadores y ha absuelto a un condenado a 36 años por tres violaciones. Me pregunto qué pensarán las víctimas sobre dichas sentencias. Hace dos años, el Supremo dictó sentencia donde se permite despedir a los trabajadores durante sus bajas y hace pocos días, el propio Garzón calificaba un auto del Supremo como "insostenible e incomprensible", calificativos que, unidos al de "injusto" han sido usados por IU en la condena a su alcalde de Puerto Real por injurias al Rey.

Vuelve Campoamor a la actualidad con su poema de Las dos linternas : "Y es que en el mundo traidor/nada hay verdad ni mentira:/todo es según el color/del cristal con que se mira". El problema es que unos pocos tienen presbicia y pretendiendo mirar el horizonte no aprecian lo que ocurre a las puertas de su casa.