La pluralidad de miradas que siempre se puede constatar en cada edición del COMBA es una de las virtudes que dotan al concurso de un cariz especial. Las murgas que participan en el certamen carnavalero pacense son tan diferentes, conceptual y estilísticamente, que sería complicada hasta la creación de categorías para clasificarlas. Y esa es una de las mayores riquezas del concurso que cada año se celebra en el teatro López de Ayala: que hay grupos para todos los gustos y que es rara la noche en que no se pueden contemplar proyectos absolutamente dispares entre sí, e igualmente originales.

En la noche del pasado martes, este carácter heterogéneo de las murgas, y la diversidad que existe a la hora de entender el espectáculo carnavalero, se pudo comprobar de un modo especialmente nítido por la azarosa reunión de agrupaciones que provocó el sorteo del orden de participación.

Los nuevos ricos de YNS // La murga Yo No Salgo, que fue la encargada de abrir la noche, presentó un tipo de «nuevo rico». Encarnaban a un personaje al que le había tocado la lotería y, de repente, tenía tanto dinero que no sabía ni dónde gastarlo. Con sus atuendos, transmitían la idea de que el dinero y el gusto estético pueden estar bastante reñidos. Porque ¡menudos trajes de piel de leopardo! ¡Y qué sombrero de terciopelo malva! Si fueran portada de ‘la Cuore’, estarían rodeados de onomatopeyas como «¡Argh!». Pero que nadie se confunda, que esa vestimenta y los complementos estaban perfectamente medidos, para transmitir justo lo que la agrupación deseaba. Fue muy curioso y original su segundo pasodoble, en el que usaron, únicamente, ese neolenguaje que ha crecido al calor de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Y como después de tocarles la lotería andan sobrados de pelas, se aventuraron a comprar el C.D. Badajoz y también a fichar a reconocidos componentes de las distintas murgas. Consiguieron ambientar al público hasta el punto de que arrancaron varios aplausos, y hasta algunos vítores.

No hay peor ciego que el que no quiere ver // Para su debut, los chicos de Sa´tersiao se presentaron como Casimiro Buenavista, un señor que inicialmente aparentaba ser discapacitado visual, pero que finalmente, se descubrió como «un españolito de a pie», que no es que tenga problemas visuales, sino que prefiere ignorar la realidad para no complicarse la vida con los problemas sociales más acuciantes. Hicieron referencia a temas que demuestran una gran sensibilidad, como ese pasodoble en que hablaban del miedo que sienten los padres de niños con síndrome de Down ante la posibilidad de que, algún día, sus hijos se queden solos. También le rindieron tributo a los perros guía, representados por peluches de la patrulla canina. Y además le dieron un repaso a todos los líderes políticos, de izquierda a derecha, y sin olvidarse de los de centro.

El Paraíso de la dignidad // Antes del descanso, llegó el turno de Dakipakasa, que volvió a sorprender con su elegancia y con el cuidado que imprime en cada detalle: desde el vestuario y complementos, hasta las letras, y sin olvidar esa magnífica escenografía, obra del escultor Arturo Lucas. Este año, Dakipakasa canta desde su particular Paraíso, que se sitúa en una nube, a medio camino entre el cielo y la tierra, que se llama Dignidad. Sonaron tan bien como acostumbran, con una instrumentación que roza la perfección, y unas voces que se unen o disocian con sutileza, afinación y buen tino. Su segundo pasodoble, en el que abofeteaban dialécticamente a los criminales de la Manada, levantó al público de sus butacas. Resolvieron dos temas de actualidad reciente, hasta entonces inéditos en el concurso, con un solo cuplé, vinculando con sorna el terremoto de hace unas semanas y el cambio de ubicación de la tamborada. Y además tocaron temas trascendentales, como las diferencias entre el norte y el sur, y sus causas y consecuencias, la religión o el cambio climático.

Una oda a los libros // Después del descanso, llegó el turno de otro debut, el de la Coracha. Se presentaban ante el público como «Los Olvidados» y resultaron ser esos personajes de grandes relatos e historias de la literatura universal que, en muchos casos, se encuentran olvidados en los estantes de unas bibliotecas que ya no frecuentan las nuevas generaciones de chavales. Robin Hood, Sherlock Holmes, Tom Sawyer o Simbad El Marino fueron solo algunos de los muchos personajes que interpretaron sobre las tablas. Con ellos hicieron una auténtica apología de la lectura, lo que en nuestros tiempos es digno de reseña y alabanza. También cantaron sobre las pruebas de paternidad, el C.D. Badajoz, los fotorrojos y sobre los paseantes y la fauna del parque del Guadiana.

Feminismo con retranca // A la hora de cierre, llegaron Los Chungos, y montaron una performance festivo-reivindicativa de esas que no se olvidan así como así. Este año, interpretan a un grupo de mujeres que reclaman su derecho a vivir, actuar y hablar a su propio modo, sin recomendaciones ni exigencias. En su repertorio, se suceden la pullas a ese machismo que, por desgracia, aún hoy, sobrevive en nuestra sociedad. Pero también parodian los excesos verbales e interpretativos de los colectivos feministas más radicales. O sea, que reparten un poco para todos. Y, además, arrancan constantemente las risas de un público que escucha con atenció sus mensajes y disfruta con su irreverencia y con el desparpajo con que siempre interpretan a sus personajes.