Varios vecinos de los alrededores del paseo Fluvial han decidido trasladar su residencia a otra zona de la ciudad, debido a las molestias que provoca el botellón , desde que el ayuntamiento designó a este lugar --junto al Nuevo Vivero y el recinto ferial de Caya--, para la celebración de estas reuniones juveniles.

Estas familias han decidido mudarse después de haber denunciado en reiteradas ocasiones los perjuicios que causaba esta práctica juvenil a su calidad de vida e incluso haber iniciado una campaña de recogida de firmas para que cambiasen la ubicación. Los vecinos se quejan del mal olor y de la suciedad que genera el botellón en la zona; de que los jóvenes usan sus puertas como urinarios; y del trasiego de personas hasta altas horas de la madrugada, una situación, dicen, que les impide descansar adecuadamente, sobre todo el fin de semana.