Los vecinos de Antonio Domínguez ha colocado tapones homologados como material de prevención en las obras sobre los hierros que sobresalen de la estructura de una vieja obra en una parcela entre la iglesia y el colegio San José de Calasanz, para denunciar el riesgo que suponen, junto con residuos y ripios, sobre todo para los niños.

El presidente de la asociación vecinal, Francisco Gutiérrez, contó que "el riesgo es evidente, son pinchos de 80 centímetros entre basuras en esa parcela, donde hay todo tipo de bichos".

Esa parcela de propiedad municipal, que está en tal estado desde los anteriores gobiernos socialistas, estaba destinada a ser un centro social y cultural para Antonio Domínguez y Cerro de Reyes, pero se abandonó el proyecto y así se ha quedado hasta hoy, a pesar de las continuas reivindicaciones de los vecinos.

Estos reclaman al ayuntamiento que cumpla la promesa que les hicieron de cubrir con tierra la parcela. El teniente de alcalde Ramírez del Molino aseguró ayer que "esta semana se doblarán los hierros hacia abajo", pero que no sabe cuándo se enterrarán del todo los restos, "cuando tengamos tierra vegetal", afirmó.

OTROS COMPROMISOS La asociación pide también que el ayuntamiento cumpla sus otros compromisos, como arreglar los baches y tramos hundidos de calzada en varias calles, los imbornales que quedan como agujeros, las aceras sin asfaltar y las que están levantadas por las raíces de los árboles junto al citado centro escolar.

Por otro lado, los vecinos reclaman que se arregle el colector que va por la calle Sebastián Montero de Espinosa, porque cuando se atasca o sufre alguna avería, los sumideros y los sanitarios de los aledaños rezuman aguas residuales, como expresó un residente que lo padeció hace tres años; o un vecino suyo, cuya vivienda está agrietada y ello lo achaca al hundimiento del terreno por la humedad debida a las filtraciones. La asociación se queja porque hubo un problema en octubre y en el consistorio les dijeron que lo único que pueden hacer es "chapucear" porque la obra es costosa y no hay dinero.

El vecindario también se criticó la circulación de personas que acuden a la zona a recibir metadona. "No tenemos nada contra este programa, pero no nos gusta el tráfico que se genera porque hay inseguridad y temor por los robos y porque tiran los frascos incluso en el colegio", explicaron otros vecinos.

La asociación también reclama la subvención municipal de 2.880 euros del año 2005 y más presencia policial a la entrada de la guardería y del colegio.